Psicoeducación y conocimiento sobre sexualidad integral infantil en padres

Psychoeducation and knowledge about child comprehensive sexuality in parents

Reidimar Ruiz

Universidad Rafael Urdaneta. Maracaibo, Venezuela

E-mail: reidimarvallenilla@gmail.com

Resumen

La investigación tuvo como objetivo determinar el efecto de un programa de psicoeducación en el conocimiento de la sexualidad integral infantil de padres, bajo la teoría de Bulacio et al. (2004) para psicoeducación y Campos y Salas (2002), para sexualidad. Fue de nivel explicativo, con diseño pre-experimental de un solo grupo con pre y posprueba; se trabajó con una muestra no probabilística accidental de 35 padres, el instrumento fue elaborado por la investigadora, validado por cinco expertos, con una confiabilidad por dos mitades de 0,797. El programa se aplicó por redes sociales, en siete sesiones. El nivel de conocimiento de los padres antes del programa fue medio alto y posterior al programa alto; al comparar el antes y el después se consiguieron diferencias estadísticamente significativas que confirman la hipótesis de investigación: “si se aplica un programa de psicoeducación, el conocimiento sobre sexualidad integral infantil aumentará”.

Palabras clave: Psicoeducación, conocimiento, sexualidad integral, infantil, padres.

Abstract

The study aimed to determine the relationship between social media addiction, self-esteem, and anxiety in university students from Maracaibo, under a logical-positivist paradigm, with a descriptive research level and field model; along with a non-experimental, cross-sectional-correlational design. A non-probabilistic accidental sample of 177 subjects was taken, who completed the Social Media Addiction Scale by Escurra and Salas (2014), the Rosenberg Self-Esteem Scale (1965) version by Pabón and Perdomo (2014), and the Manifest Anxiety Scale in Adults (AMA-A) by Reynolds et al. (2007), adapted by Sotelo et al. (2012), all with adequate psychometric properties. Social media addiction did not show a statistically significant relationship with self-esteem, but it did with anxiety.

Keywords: Psychoeducation, knowledge, comprehensive sexuality, child, parents.

Como citar: Ruiz, R. (2025). Psicoeducación y conocimiento sobre sexualidad integral infantil en padres. Sistemas Humanos, 5(1), 85-100.

  1. Introducción

La sexualidad ha sido un tópico presente desde los albores de la humanidad, el cual ha sido tomado con distintas perspectivas en cada ciclo de la historia, rodeada de polémicas y distintas controversias según lo que era aceptado y rechazado en cada etapa; incluso en la sociedad occidental hay ciertos aspectos que se consideran inmorales y, por lo tanto, se han convertido en un tabú. Estas creencias se han ido arraigando en el saber popular y parecen haber marcado una serie de mitos sobre el tema, que conllevan a una forma negativa de pensar, sentir y actuar sobre la sexualidad, que repercute en la visión de la misma en la familia y en la manera en la cual los padres educarían a sus hijos al respecto.

De esta forma, explican Cevallos y Jerves (2014), los padres tienen una visión limitada de la sexualidad, la cual tiene como principal punto de demostración la manera en la cual se educa a los hijos sobre este tema, al adaptar posturas tradicionalistas que reflejan la poca información paterna o algunos conocimientos poco acertados para brindar una educación sexual oportuna a los niños y niñas. Tal situación también es expuesta por Fadragas et al. (2015), quienes señalan que los padres de adolescentes que acudían a consultas no tenían un nivel adecuado de conocimientos sobre aspectos como los métodos anticonceptivos, las enfermedades de transmisión sexual y, en general, tenían poca comunicación con sus hijos sobre este tópico, a menos que fuera necesario.

Conforme a lo anterior, a nivel familiar frecuentemente se observan actitudes de censura y desaprobación con respecto a la sexualidad. Sin embargo, más allá de las creencias de que sea o no un tema beneficioso para ser conversado con los menores, existe la omisión o evasión por parte de los padres, un hecho que, posiblemente, estaría vinculado con la manera en la cual ellos mismos fueron educados y los conocimientos que les transfirieron en su infancia y adolescencia, que pueden ser poco adecuados para ser transmitidos en el hogar, dentro de un ambiente cómodo y de comunicación asertiva.

Se entiende que el conocimiento es, según Nonaka y Takeuchi (1995), un aspecto que puede tener dos visiones: una más humana, que busca la naturaleza activa y subjetiva del saber para justificar el sistema de creencias y valores personales; y una que parte de la epistemología occidental que destaca en la naturaleza abstracta y en explicaciones lógicas y formales, en la cual se destaca la verdad como el principal atributo del conocimiento. Además, Brown y Duguid (1998), enfatizan que el conocimiento es individual, pero la mayor parte está arraigada en el colectivo, por ser quien lo produce y lo mantiene; en este sentido, las comunidades generan una comprensión sobre lo que hace, cómo lo hace y cómo se relaciona con las prácticas de otras sociedades.

Entonces, el conocimiento, desde la parentalidad, sería la información, el saber que los padres manejan conforme a sus aprendizajes y experiencias individuales y sociales, que transmiten a los hijos según lo consideren oportuno. Así destaca que los padres pudieran o no tener nociones sobre el desarrollo de los niños y niñas, lo que sería importante para que cuenten con los recursos adecuados que les permitan explicar a los menores distintos temas de relevancia a lo largo de su desarrollo evolutivo, siendo la sexualidad uno de ellos.

Sobre lo anterior, Benasich y Brooks (1996), exponen que un conocimiento apropiado sobre el desarrollo infantil se basa en el entendimiento de los procesos que se viven en la infancia; así como de las creencias e ideas que pueden considerarse como más adecuadas para que la crianza sea exitosa; destacan que esta comprensión de los procesos de adaptación y evolución de los hijos e hijas, son fundamentales para brindar la información que necesitan en diversas para un adecuado crecimiento.

Sin embargo, en lo que a sexualidad se refiere, Cuevas (2012), aporta en su investigación que los padres sienten vergüenza y miedo cuando deben conversar sobre estos temas con sus hijos; tienen conocimientos simplistas como si se tratara de un vínculo que se establece con otras personas y lo que se hace con ella, pero sin evadir que los niños y niñas son seres sexuados. También se evidenciaron algunas connotaciones negativas en el estudio realizado por Uribe y Chirino (2019), pues si bien los padres aceptaban a sus hijos como seres sexuados, y reconocen que es un aspecto propio del ser humano, tendían a limitar el comportamiento relacionado como tocarse los genitales, evitaban las conversaciones sobre el tema y demostraron sentirse preocupados por cómo sería el modo más adecuado y el momento idóneo para introducir el tópico.

Lo anterior permite observar que existen posiciones variadas respecto al conocimiento que tienen los padres sobre la sexualidad infantil, quizá porque la enfocan únicamente en la genitalidad y el placer, aunque, en esta etapa del ciclo vital, como explican Cevallos y Jerves (2014), no es placer lo que existe, sino la necesidad de autoexploración y de responder a lo que genera curiosidad, por lo que es útil que los adultos puedan mantener conversaciones con los niños y niñas para responder sus dudas, en las cuales se exponen aspectos básicos, dentro de un ambiente cómodo y con un diálogo adecuado a su edad y madurez cognitiva.

Para profundizar lo concerniente a la sexualidad infantil, conviene explicar que, en forma general, la sexualidad es un concepto amplio e integral, que no solo se relaciona con la genitalidad, el coito o las diferencias entre las características de hombres y mujeres, sino que también incluye aspectos psicológicos, sociales, culturales y éticos que, de una u otra forma, pueden determinar el comportamiento y la actitud que la persona tiene ante el tema. Al respecto, Campos y Salas (2002), refieren que:

La sexualidad es una de las dimensiones fundamentales de los seres humanos, ya que implica la integración de los aspectos biológicos, socioculturales, psicológicos y éticos que definen y constituyen a la persona como sujeto sexuado, como hombre y como mujer, incluyendo sus condiciones genéricas. Y es, precisamente, la dimensión que más ha estado atravesando por controles, inhibiciones, represiones, mitos y tabúes a lo largo de la historia en diferentes formaciones sociales (p. 19).

De lo anterior, se desprenden las cuatro dimensiones que se valoran para el conocimiento sobre la sexualidad integral, definidas en esta investigación por Campos y Salas (2002): a) biológica, relacionada con los aspectos fisiológicos de la sexualidad como los genitales y el placer erótico; también con las sensaciones y estímulos externos que son percibidos por los sentidos; b) socio-cultural, comprende los aspectos impuestos por vivencias sociales y estereotipos culturales sobre lo que se espera sea el comportamiento asociado con lo sexual en la infancia; c) psicológica, son aspectos emocionales y psíquicos relacionados con la sexualidad durante la niñez, desde la construcción de su identidad y las representaciones que hace sobre su cuerpo; d) ética, alude a lo que se puede o no aceptar en la sexualidad infantil, desde el respeto por valores y derechos, hasta los modelos de conducta.

Tales controles, mitos e inhibiciones son muy comunes en cuanto a la sexualidad infantil, pues como indican León (2020), existe una creencia generalizada que los niños y niñas no tienen sensaciones sexuales o que es inapropiado hablar de la sexualidad por no tener la edad correspondiente. No obstante, esto carece de una base científica, al contrario, es oportuno este tipo de educación para impulsar un desarrollo sexual salugénico desde la infancia, razón por la cual Aulet, 1992 (citado por León, 2020): “adoptó un modelo constructivista del desarrollo sexual, el cual apoya las secuencias que proporcionamos para acompañar el proceso de construcción del modelo de sexualidad durante la niñez” (p. 138). El resultado de este proceso constructivo es un modelo representativo explicativo que puede oscilar entre un extremo sano y funcional, a otro distorsionado y ambivalente, lo cual conduce a patologías sexuales.

Los beneficios de incrementar el conocimiento que tienen los padres sobre la sexualidad integral infantil son resaltados por los resultados de la investigación de Endara (2016), quien al encontrar que el conocimiento parental respecto al tópico en cuestión no era suficiente, propuso una guía de actividades con la finalidad de orientar a los adultos sobre el tema y promover en ellos la educación sexual dirigida hacia los niños, conforme a su edad. De forma similar, Correa y Restrepo (2021), propusieron una cartilla informativa para aumentar el saber de padres, docentes y cuidadores sobre la sexualidad infantil y proporcionan distintos recursos para identificar el papel que tienen dentro de este aspecto educativo en particular, la detección de necesidades a lo largo del crecimiento y fomentar actitudes positivas frente a la educación sexual.

Por lo tanto, la educación, específicamente la psicoeducación dirigida hacia los padres o cuidadores constituye una herramienta adecuada para que estos sujetos obtengan nuevos aprendizajes sobre la sexualidad en la infancia y la forma en la cual pueden informar a los niños sobre el tema. En este orden de ideas, la psicoeducación aparece en respuesta a la necesidad de abordar el tema de la sexualidad integral infantil, para que padres y docentes den respuestas a las curiosidades sexuales que tienen los niños, de forma oportuna, informada y desde un manejo de conocimientos que se ajuste a la realidad, a la cientificidad, más allá de las creencias y tradiciones arraigadas culturalmente.

De acuerdo con Bulacio et al. (2004), “se entiende por psicoeducación al proceso que permite brindar a los pacientes la posibilidad de desarrollar, y fortalecer sus capacidades para afrontar las diversas situaciones de un modo más adaptativo” (p. 3). Es decir, es un recurso que permite a las personas aprender sobre distintas situaciones sociales, de su salud mental o de enfermedades físicas, de manera que su comportamiento al respecto sea adecuado. Estos autores indican que:

La psicoeducación abarca: Contenidos psicológicos - un conocimiento teórico general para el autoconocimiento tanto racional como emocional y conductual-, procedimientos...-herramientas aplicables-, destinatarios -el psicoeducando que aprende a través de la observación (teórica) y a través de la ejecución de lo aprendido- (p. 4).

En complemento, Wood et al., 1999 (citados por Lemes y Ondere, 2017), señalan que el término psico se asocia con las teorías y técnicas psicológicas que existen, así como con el alcance de estas; mientras que la educación se relaciona con la pedagogía y el proceso de enseñanza-aprendizaje, de manera que, la psicoeducación “engloba el desarrollo social, emocional y conductual del sujeto, con la actuación profesional como agente de cambio, brindando asistencia a las habilidades adquiridas y brindando prácticas que tienen una base científica para la paciente (p. 19).

Estos autores explican que existen distintos tipos de psicoeducación: la psicodinámica, que se centra en aspectos conflictivos y afectivos del sujeto; la conductual, que busca cambios comportamentales desde la implementación de programas de refuerzo; la psicoeducación sociológica, que puede ser negativa o positiva y se dirige a crear consciencia del comportamiento, ideologías y valores sociales a nivel grupal; la cognitivo-afectiva, que engloba aspectos afectivos, cognitivos, ecológicos y del desarrollo del sujeto.

Cabe destacar que la psicoeducación ha sido utilizada en otras oportunidades como un recurso para tratar de modificar positivamente los conocimientos que padres y/o cuidadores tienen sobre la sexualidad infantil. Estudios como los realizados por Castillo (2020) o el de Belloso y Ossa (2006), coinciden en indicar que los padres reportaron una actitud y conocimiento medio o neutro antes de la participación en el taller sobre la educación sexual, manifestaron poco interés hacia la sexualidad de los niños, con un manejo poco eficiente de su comportamiento; por lo que es necesario elaborar y aplicar en su momento un programa psicoeducativo sobre la sexualidad en niños y adolescentes que contribuya en aumentar los saberes sobre el tema que tenían los participantes.

En una investigación similar, Madrigal y Molina (2015), hicieron referencia a una propuesta de un manual cognitivo- conductual- emocional de psicoeducación integral dirigida a madres y padres de niños y niñas entre 0 y 12 años que presentan síndrome de Down, en la cual se hace notar la deficiencia de conocimiento acerca de la sexualidad integral y que mediante la intervención con el manual conocimiento de la conceptualización de estos términos, aumentó significativamente.

Por consiguiente, es posible que la psicoeducación, aplicada mediante programas de corte cognitivo-conductual, contribuyan a fortalecer o incrementar los conocimientos que los padres de niños en edad escolar tienen sobre la sexualidad infantil, como un constructo integral que no está solamente asociado con la genitalidad, sino con diversos aspectos que deben ser manejados adecuadamente para poder satisfacer las necesidades de información que presentan los infantes a lo largo de su crecimiento, de acuerdo con su madurez y capacidad cognitiva.

Teniendo en cuenta lo referido por León (2020), quienes participan activamente en la educación infantil tienen la responsabilidad de ofrecer una educación sexual adaptada a la edad y que permita un desarrollo beneficioso. Por tanto, los adultos, especialmente padres y docentes como figuras significativas y de enseñanza, deberían abordar el tema sobre la sexualidad con una perspectiva ecuánime, sencilla y que sea de fácil entendimiento para los niños, que los ayuden a afrontar y manejar este tópico en la vida cotidiana, con base científica.

Por consiguiente, la hipótesis propuesta en la investigación es: “Si se aplica un programa de psicoeducación acerca de la sexualidad, entonces el conocimiento sobre sexualidad integral infantil de los padres aumenta.”; dado que las teorías consultadas, así como los aportes de distintos estudios al respecto, orientan sus conclusiones hacia un efecto positivo de la psicoeducación en los saberes, creencias y valores que pueden tener los adultos respecto de las dimensiones sexuales y de la manera en la cual se aborda este tema con los infantes.

De esta manera, la investigación tiene como relevancia contemporánea el hecho de que en esta época la problemática visualizada es el tabú sexual que existe en los padres para comunicarse sobre este tema, el inconveniente que posiblemente se presente hoy en día, porque en su infancia y adolescencia los propios padres no recibieron una educación sexual adecuada implementada desde casa y probablemente este represente un obstáculo para mirar la sexualidad a través de la inocencia infantil.

Puede señalarse que la relevancia humano-social de esta investigación será de gran ayuda, ya que facilitará un buen desarrollo sexual integral a los hijos de los individuos que deseen participar voluntariamente en la misma, además de contribuir con una formación que busca educar y proporcionar un mejor manejo a los padres sobre los temas relacionados con la sexualidad integral en la infancia, a través de la promoción de recursos adecuados al ciclo evolutivo de los hijos, ayudándolos a tener una información justificada y confiable, debido a que puede existir fractura en la comunicación y la confianza que se tenga en el hogar. Se busca que exista el manejo de términos y conceptos acerca de este tema en la infancia, mejorando el bienestar y el desarrollo de los niños para edades futuras.

Es por esta razón que en el ámbito práctico se busca que los padres puedan contar con las estrategias adecuadas para abordar mejor el tema de la sexualidad con sus hijos sin mirarlo desde un punto de vista negativo donde se prefiere omitir, desligarse o ignorar la información que requiera el niño. Generando así una mejora en la formación sexual tanto en el padre con una mirada más infantil al momento de trabajar este tema como la de su hijo, que será a quienes ellos dirigirán la información, demostrando así la efectividad del programa propuesto.

Tomando en cuenta lo que anteriormente se ha expuesto la presente investigación se plantea la siguiente interrogante: ¿Cuál es el efecto de un programa de psicoeducación en el conocimiento de la sexualidad integral infantil en los padres? Ya formulada la pregunta a investigar, se plantea como objetivo general del estudio: determinar el efecto de un programa de psicoeducación en el conocimiento de la sexualidad integral infantil de los padres.

  1. Materiales y Métodos

La investigación se ubicó en el paradigma positivista, específicamente en el método cuantitativo pues partió de la recolección de datos para probar hipótesis con base en una medición numérica y un análisis estadístico. En este orden de ideas, su nivel fue explicativo ya que pretendía conocer la relación causa – efecto entre las variables programa de psicoeducación y conocimiento sobre sexualidad integral infantil en los padres. Tuvo un modelo experimental de campo puesto que se preparó un programa de intervención para los padres para comprobar su efecto en el conocimiento sobre la sexualidad integral infantil en el ambiente natural donde se desenvolvía la población.

Respecto al diseño fue pre-experimental, debido a que se buscó mantener bajo observación a un grupo único con pre y posprueba para medir el conocimiento sobre la sexualidad integral infantil. En la primera fase se midió el conocimiento de la sexualidad integral infantil que se manejaba con sus hijos; en la segunda fase se aplicó el programa de intervención psicoeducativo y en la tercera fase se midió nuevamente la variable para comprobar si hubo un cambio con respecto a la medida inicial. En cuanto a las variables extrañas que pudieron afectar la validez interna del diseño, se tuvieron la historia y maduración de los participantes, dado que pudieron cambiar algunos aspectos de sus ideas y conocimientos sin que necesariamente fueran motivados por la intervención.

La población estuvo constituida por padres venezolanos de ambos sexos con hijos cuyas edades se ubican entre 3 a 12 años, y que se encontraban cursando la etapa escolar. Se utilizó un muestreo accidental, con las siguientes características: acceso a internet, a redes sociales, compromiso a las reuniones semanales; con un total de 35 padres, número de sujetos manejables para las facilitadoras del programa; 27 fueron de género femenino y 8 masculinos; con una media de edad de 38,06 años; la mayoría de ellos cursó estudios universitarios (n=25) y tenía un hijo (n=20).

Para la medición de la variable fue elaborada una prueba de aprovechamiento “Cuestionario sobre el conocimiento sexual integral infantil en padres” realizado por la investigadora, la cual consta de tres secciones: en la primera se recogen los datos sociodemográficos del padre o madre, mediante preguntas cerradas. La segunda sección, está conformada por 16 ítems dicotómicos, de opción verdadera y falsa; mientras que la tercera presenta seis (6) enunciados en los cuales se pretende que se informe sobre aquel que la persona considerada adecuada, en forma de selección simple.

Para la construcción de estas secciones, se tomaron en cuenta los postulados de Campos y Salas (2002), en cuatro dimensiones: biológica, que comprende los factores fisiológicos de la sexualidad como los genitales y el placer físico (ítems 1, 5, 12, 17, 22); sociocultural, que se asocia con aspectos impuestos por creencias sociales y patrones culturales sobre el comportamiento en esta área en la infancia (4, 6, 10, 13, 15, 16, 18, 20); psicológica, se refiere a los aspectos emocionales y psíquicos que se asocian con lo sexual durante la niñez (ítems 3, 7, 9); ética, alude a aquello que es aceptable o no en la sexualidad infantil (ítems 2, 8, 11, 14, 19, 21).

Para la corrección del instrumento, se considera la existencia de respuestas correctas e incorrectas, en la que se asigna un punto (1) a cada respuesta correcta y cero puntos (0) a las incorrectas; de acuerdo con la guía que se muestra en el Cuadro 1. Luego, se suman estas puntuaciones para obtener el nivel de conocimiento sobre sexualidad integral infantil que poseen los padres, conforme al baremo de interpretación que se presenta en el Cuadro 2, el cual está elaborado con base en los percentiles obtenidos a través de la aplicación de la prueba piloto de la escala de aprovechamiento elaborada por la investigadora.

Cuadro 1

Corrección de la escala de aprovechamiento

Respuestas correctas (F)

Respuestas Correctas (V)

2, 5, 8, 10, 13, 15

1, 3, 4, 6, 7, 9, 11, 12, 14, 16

Respuestas correctas preguntas de selección simple:

17

Opción b

18

Opción a

19

Opción c

20

Opción e

21

Opción h

22

Opción e

Cuadro 2

Baremo de interpretación de la escala de aprovechamiento

Interpretación

Conocimiento

Dimensión biológica

Dimensión sociocultural

Dimensión psicológica

Dimensión ética

Bajo

0,0 – 5,5

0,0 – 1,25

0,0 – 2,0

0,0 – 0,75

0,0 – 1,5

Medio bajo

5,6 – 11,0

1,26 – 2,50

2,1 – 4,0

0,76 – 1,50

1,6 – 3,0

Medio alto

11,1 – 16,5

2,51 – 3,75

4,1 – 6,0

1,51 – 2,25

3,1 – 4,5

Alto

16,6 – 22,0

3,76 – 5,00

6,1 -8,0

2,26 – 3,0

4,6 – 6,0

En cuanto a las propiedades psicométricas, la investigadora sometió la primera versión de la prueba de aprovechamiento a la validación de cinco jueces expertos en psicología y metodología, quienes sugirieron cambios en la redacción de los ítems 3, 17, 19, 21; así como también la eliminación del ítem 24 y 23, y eliminando así ítems de apareamiento y de selección múltiple. Una vez hechos estos cambios, se realizó nuevamente una validación por el panel de jueces que aprobaron la versión del instrumento que se sometió a la prueba piloto para conseguir la confiabilidad con un procedimiento de validez de constructo, mediante un análisis factorial exploratorio, y el método de extracción de componentes principales, que arrojó un total de cuatro factores tales como: biológico, sociocultural, psicológico y ético, que explicaban de forma satisfactoria el 45,210 % de la varianza. En cuanto a la prueba de confiabilidad, se empleó el método de participación de dos mitades, con un resultado de 0,797. Por tanto, la prueba elaborada se considera válida y confiable.

Para comprender mejor la intervención, se describe el programa psicoeducativo titulado “No me ocultes, ¡Edúcame!”, el cual constó de siete sesiones las cuales fueron desarrolladas en plataformas de redes sociales teniendo así un total de 18 horas de duración. En cuanto al material teórico trabajado durante el programa, se abarcaron los siguientes temas: la sexualidad integral, los mitos sobre la sexualidad, tópicos a conversar acorde a las edades de los niños, estrategias de aprendizaje, habilidades sociales, la preadolescencia, los anticonceptivos, las infecciones de transmisión sexual y la prevención del abuso sexual.

Se trabajó con actividades para realizar en casa, de manera que se ejemplificara lo aprendido durante el programa. Cabe destacar que se fundamentó el desarrollo de la intervención en un manual cognitivo- conductual- emocional de psicoeducación integral dirigida a madres y padres de niños y niñas entre 0 y 12 años que presentan síndrome de Down de Madrigal y Molina (2015). Se realizó una adaptación del mismo, conforme al contexto en el cual sería aplicada, sin tener en cuenta características particulares de los niños en cuanto a su desarrollo cognitivo; la cual fue orientada mediante la teoría de Campos y Salas (2002), la cual pasó por un proceso de validación de seis expertos en el área de sexología, psicología y metodología.

  1. Resultados y Discusión

Se presentan a continuación las tablas que contienen los resultados estadísticos para el pretest, postest y las comparaciones entre los mismos, de modo que se pueda determinar con evidencias estadísticas la efectividad del programa que fue aplicado. Se parte de los datos descriptivos para las dimensiones y la variable conocimiento, en función de la media y el equivalente en puntuación percentilar. Luego, dado que la distribución de la población fue no normal, según la prueba de bondad de ajuste Kolmogorov-Smirnov, se utilizó la prueba de signos de Wilcoxon para lo correspondiente a determinar si la intervención fue o no efectiva, considerando que para serlo el conocimiento sobre sexualidad integral de los padres debía aumentar.

Tabla 1

Estadísticos descriptivos para el pretest

Dimensión/Variable

Mín

Máx

X̅

S

Dimensión biológica

0,00

5,00

2,49

1,07

Dimensión

socio-cultural

3,00

8,00

5,43

1,22

Dimensión psicológica

1,00

3,00

2,77

0,49

Dimensión ética

3,00

6,00

4,49

0,85

Conocimiento

10,0

20,00

15,17

2,56

Al analizar la Tabla 1, se observa que los padres antes de participar en el programa psicoeducativo tuvieron un nivel de conocimientos sobre la sexualidad integral infantil medio alto, lo que demostró, en líneas generales, que pudieran existir deficiencias en algunos aspectos que comprenden la sexualidad, quizá porque consideran que en la infancia no se tendrían comportamientos relacionados con esta dimensión del ser humano, aunque sí reconocen que los hijos son seres sexuados.

Al discernir en las dimensiones que componen el conocimiento de la sexualidad integral, la dimensión biológica de la sexualidad tuvo un nivel bajo, lo cual, de acuerdo con lo planteado por Campos y Salas (2002), implicó que los padres están al tanto de la genitalidad y las diferencias físicas entre varones y hembras; pero mostraron debilidades en cuanto a las percepciones y sensaciones que pueden ser captadas a través de los sentidos; incluso pudieran pasar por alto el que niños y niñas tienen la capacidad de experimentar placer si son estimulados; lo cual coincide con los resultados aportados por León (2020), en cuanto al hecho de que parecen haber creencias generalizadas no adecuadas sobre la sexualidad en la infancia referente a poder experimentar sensaciones en esta edad o el mantener conversaciones sobre el tema, quizá por tabúes o por considerar que no es apropiado comunicarse con los hijos respecto al tópico.

Además, es posible que existan en los padres un manejo poco adecuado sobre las características biológicas asociadas al género; incluso tabúes para referirse a las mismas, como el uso de términos propios del argot popular: pipi, totona, chichis, para mencionar el pene, la vulva y los senos, respectivamente. En la misma línea, pueden carecer de conocimientos sobre el funcionamiento del cuerpo y las partes sexuales, que se evidenciarían en evitar el tema de conversación con los hijos, o creer que si se refieren al tópico causan un daño o alteración en la conducta de aquellos.

Por otro lado, la dimensión socio-cultural, tuvo un nivel medio alto, lo que indicó según lo propuesto por Campos y Salas (2002), que los padres pueden estar regidos por patrones sociales y culturales que determinarían los comportamientos esperados y aceptables en cuanto a la sexualidad durante la infancia. En este orden de ideas, habría imposición de los estereotipos sociales más que una serie de conocimientos adecuados sobre el tópico de la sexualidad, que pudieran interferir negativamente en la forma en la cual los padres se comunican con los hijos, explican temas sexuales y educan al respecto.

Por lo tanto, hay una influencia aparente de los roles sociales, los patrones culturales, los estereotipos y las tradiciones en el conocimiento que presentan los padres respecto a la sexualidad en la infancia, donde parece ser reconocido que el niño o la niña tienen algún tipo de sexualidad, pero se negaría tal situación cuando se trata de responder dudas, de brindar información o de resolver alguna cuestión asociada con una conducta o manifestación sexual de los hijos.

En lo que concierne a la dimensión ética, su nivel fue medio alto, por lo cual los padres, a criterio de Campos y Salas (2002), tendrían una perspectiva de moderada aceptación a los comportamientos sexuales, a conversar con los hijos respecto a dicho tema. Es posible también, que no se considere a los niños y niñas como sujetos que tienen derechos en esta área, debido a que no les corresponde de acuerdo con su edad, ya que para estos padres la sexualidad en la infancia no existe o es un tema que no se debe tratar puesto que podría causar disfunciones, por lo cual no aceptarían algunos modelos de conducta o evitarían dialogar sobre sus dudas, cercenando el derecho innato e inherente de los niños a ser considerados como sujetos integrales, donde la sexualidad también está inmersa.

A diferencia de las anteriores dimensiones, la dimensión psicológica fue alta. De acuerdo con lo referido por Campos y Salas (2002), es probable que los padres, antes de su participación en el programa psicoeducativo, reconocieran sin dificultad el hecho de que la sexualidad es un aspecto del ser humano que le acompaña desde su nacimiento y que no pueden modificar su presencia en la infancia puesto que es algo propio de cada sujeto; además, examinan sus propios conceptos e ideas sobre el sexo antes de conversar con los niños, para contribuir de forma positiva, tanto como sea posible, a las representaciones adecuadas sobre el cuerpo y sobre la identidad sexual.

El marco general de resultados previo a la intervención es semejante al encontrado por Cuevas (2012) y Uribe y Chirino (2019), en sus respectivas investigaciones; puesto que reportaron que los padres reconocen que los hijos son seres sexuados, que necesitan orientación y explicación sobre el tema; pero, al mismo tiempo, se rigen por limitaciones de índole socio-cultural cuando establecen alguna conversación al respecto, e ignoran o evaden esta área del desarrollo; a la vez que discriminaban comportamientos como tocarse los genitales, puesto que desde su posición, tiene una perspectiva negativa sobre este acto.

Del mismo modo, hubo coincidencias con los hallazgos de Belloso y Ossa (2006), que encontraron un nivel medio de conocimiento sobre la sexualidad y la educación sexual de los niños. Entonces, hay una tendencia a un conocimiento medio alto por parte de los padres sobre la sexualidad integral en la infancia, quizá porque el entorno sociocultural y familiar han venido imponiendo tabúes y creencias que se reproducen en la parentalidad, lo que conduce a que como padres estos temas se eviten en conversaciones con los hijos, o se considere que en la infancia no se debe manejar la sexualidad ya que no corresponde con dicha edad.

De acuerdo con lo anterior, la tendencia de los antecedentes consultados, al igual que lo ocurrido en la presente investigación, demuestra la necesidad de aplicar la psicoeducación como una estrategia para fomentar estos saberes en los padres y puedan educar a sus hijos al respecto, dado que es un tema de introducción necesaria en la infancia, de modo que los niños y niñas se identifiquen y reconozcan como seres sexuados, que puedan distinguir en actitudes aceptables y no aceptables de los adultos hacia ellos y reclamen sus derechos como personas.

Tabla 2

Estadísticos descriptivos en el postest

Dimensión/Variable

Mín

Máx

X̅

S

Dimensión biológica

2,00

5,00

4,43

0,81

Dimensión

socio-cultural

6,00

8,00

7,54

0,66

Dimensión psicológica

1,00

3,00

2,83

0,45

Dimensión ética

4,00

6,00

5,57

0,61

Conocimiento

16,00

22,00

20,37

1,73

Luego de aplicar la intervención vía redes sociales del programa psicoeducativo, el conocimiento de los padres sobre sexualidad integral en la infancia y sus cuatro dimensiones se ubicaron en un nivel alto, según la interpretación que es realizada de la Tabla 2. En este sentido, es posible inferir que las temáticas abordadas durante el tratamiento hayan surtido el efecto deseado en la muestra que participó en el mismo, aunque esto sería una afirmación meramente descriptiva que requiere de pruebas estadísticas para su confirmación. Además, se aclara que la dimensión psicológica se mantuvo en un nivel alto.

De acuerdo con estos resultados, los padres presentaron mayores conocimientos sobre la dimensión biológica de la sexualidad, en la cual comprenden, aparentemente, que no solo se trata de los órganos sexuales, sino de las sensaciones que pueden percibirse por el cuerpo, de modo que generen placer. De acuerdo con Campos y Salas (2002), este elemento es importante porque es el primer receptor de los estímulos, siendo necesario que los padres entiendan que los hijos, a pesar de la edad, tienen la capacidad de presentar una respuesta ante la estimulación, aunque no necesariamente con una connotación sexual y/o erótica.

Posiblemente, el cambio se vea reflejado en una mayor disposición a tratar las partes del cuerpo con sus nombres correctos: pene, vulva, vagina, senos; hablar de reproducción, de contacto físico y sexual, siempre ajustado a los rasgos cognitivos de los niños y niñas; puesto que se ha ido aprendiendo que no son palabras altisonantes, sino que corresponden a terminología adecuada. Del mismo modo, se reconoce al niño y la niña como seres sexuados, que pueden tener dudas sobre su cuerpo, que pueden sentir placer por el estímulo y que ello no indica que no sean normales.

También la dimensión socio-cultural pasó a ser alta, que evidencia un cambio que debe comprobarse si fue por efecto del programa aplicado. En tal sentido y según los autores mencionados, parece haberse comprendido que la sexualidad no depende de imposiciones ni de ajustarse a los estereotipos, sino que puede vivirse libremente en cada etapa del ciclo vital, en atención a los hitos que corresponden al desarrollo evolutivo, sin que esto represente una desviación de la conducta o un problema de los niños y niñas.

Respecto a la dimensión ética, conforme a Campos y Salas (2002), su nivel alto, posterior a la aplicación del programa psicoeducativo, que se puede observar numéricamente en la Tabla 2, representaría la aceptación de la sexualidad en la infancia como un elemento inherente al ser humano, que nace y muere con él, dado que no se trata de una cualidad adquirida y/o aprendida, sino que le pertenece al niño o la niña, que debe ser respetada, valorada y educar a los infantes para su manejo adecuado.

En este orden de ideas, concatenando las dimensiones socio-cultural y ética, el cambio de nivel medio alto a alto, implicó una adquisición de saberes que los padres ponen de manifiesto en sus contextos cotidianos, rompiendo con los esquemas impuestos y con las costumbres sociales donde se considera que hablar de sexualidad o reconocer que en la infancia esta dimensión realmente existe y les pertenece a los niños, a pesar de la edad, puesto que no es una limitante en tal aspecto.

Por otro lado, los participantes mostraron una mayor comprensión de aspectos importantes de la sexualidad en la infancia, no como una conducta erótica y generadora de placer, sino como una característica de los niños y niñas. Como lo refieren Cevallos y Jerves (2014), es posible que los padres, como resultado de su participación en el programa psicoeducativo, hayan incrementado su conocimiento y entendimiento sobre el tópico en cuestión.

De manera análoga a los resultados de la investigación, Castillo (2020) y Belloso y Ossa (2006), los cuales encontraron que el participar en un programa psicoeducativo aumentaba el conocimiento, la actitud favorable y la disposición hacia la comunicación sobre la sexualidad en padres de niños en edad infantil. También Madrigal y Molina (2015), reportaron un incremento del conocimiento en padres de niños con Síndrome de Down. Entonces, es posible que, sin discriminar en las particularidades de los hijos, la psicoeducación sea efectiva para generar nuevos saberes y reforzar aquellos que los padres poseen y son válidos dentro de la crianza y en el desarrollo evolutivo de los hijos.

Tabla 3

Comparación entre el pre-test y el post-test

Dimensión/Variable

Prueba de signos de Wilcoxon

Sig.

(bilateral)

(p<0,05)

Rangos

Rango

promedio

Z

Nota: *significativo al nivel p˂0,05

Dimensión biológica postest - Dimensión biológica pretest

Negativo

2

6,00

-4,847

0,000*

Positivo

31

17,71

Empate

2

Total

35

Dimensión socio-cultural postest –

Dimensión socio-cultural pretest

Negativo

1

4,50

-4,985

0,000*

Positivo

32

17,39

Empate

2

Total

35

Dimensión psicológica postest- Dimensión psicológica pretest

Negativo

4

5,50

-0,632

0,527

Positivo

6

5,50

Empate

25

Total

35

Dimensión ética postest - Dimensión ética pretest

Negativo

2

7,00

-4,193

0,000*

Positivo

24

14,04

Empate

9

Total

35

Conocimiento postest – Conocimiento pretest

Negativo

1

6,00

-5,074

0,000*

Positivo

34

18,35

Empate

0

Total

35

Como se aprecia en la Tabla 3, el programa psicoeducativo introdujo cambios en el conocimiento sobre sexualidad integral de los padres de niños en edad infantil, que también se evidenciaron en las dimensiones biológica, socio-cultural y ética; puesto que hubo diferencias estadísticamente significativas al comparar los niveles de estos antes de la intervención y luego de la intervención, que fueron medio altos y pasaron a ser altos. Solo la dimensión psicológica no presentó cambios, dado que tanto antes como después del programa su nivel fue alto.

Con este resultado se confirmó la hipótesis propuesta al principio de la investigación: si se aplica un programa de psicoeducación acerca de la sexualidad, entonces el conocimiento sobre sexualidad integral infantil de los padres aumenta; lo que demuestra la efectividad de la psicoeducación como técnica de intervención para mejorar y optimizar el conocimiento de los padres sobre la sexualidad integral en edades tempranas.

Este resultado coincide con los hallazgos de Castillo (2020) o el de Belloso y Ossa (2006), quienes encontraron niveles bajos o medios de conocimientos sobre sexualidad infantil en los padres y, posterior a la participación de ellos en un programa psicoeducativo, se produjo un aumento significativo. Del mismo modo, Madrigal y Molina (2015), reportaron la utilidad y eficiencia de la intervención psicoeducativa para incrementar el conocimiento respecto a la sexualidad y sus elementos en un grupo de padres de niños con Síndrome de Down.

Conforme a los hallazgos y a lo referido por León (2020), la psicoeducación como una estrategia dirigida hacia los padres, es efectiva para aumentar el conocimiento que poseen los padres sobre la sexualidad integral infantil, puesto que se observaron diferencias en cuanto al aumento de saberes sobre la dimensión biológica en los que se pareció comprender adecuadamente que la sexualidad no solo se trata de los genitales, sino también de la percepción y recepción de estímulos y sensaciones a través de los órganos de los sentidos.

En cuanto a la dimensión ética, los padres de los niños en edades de tres a 12 años mostraron un aumento significativo en cuanto a la comprensión de la importancia de los valores y el respeto de los derechos de niños y niñas como seres sexuados, en la que se integran la educación que ellos deben recibir al respecto, para inculcar estrategias que les ayuden a manejar su cuerpo, a mantener límites sobre sus partes privadas, e incluso a reconocer posibles signos de abuso sexual.

Respecto a la dimensión socio-cultural, los cambios, que fueron positivos, implicaron que los padres aumentaron sus referencias sobre los patrones de comportamiento y estereotipos de género que son impuestos por la sociedad, en cuanto a lo que se acepta o no como una conducta normativa en los niños. El programa psicoeducativo, aparentemente, fue eficiente para incrementar la actitud positiva hacia la visión de los niños como seres sexuados, a aceptar sus comportamientos y preguntas sobre el tema.

Es necesario indicar que también se realizaron comparaciones por los siguientes factores sociodemográficos: género de los padres, edad de los padres, estado civil de los padres y género de los hijos, los cuales no evidenciaron diferencias estadísticamente significativas ni antes ni después de ser aplicado el programa; por lo cual, aparentemente, no son discriminantes en el conocimiento sobre la sexualidad integral infantil de los progenitores.

Posiblemente, el no haber encontrado diferencias por los mencionados factores, antes de la intervención, se asocie a aspectos de tipo cultural del venezolano, como lo refiere Luisi (2013), dado que habría una educación transgeneracional en la que se le da al otro información sobre la sexualidad y cómo se debe abordar en la infancia, siendo que los padres, independientemente de su género, edad y género de los hijos, actúan en conformidad con los patrones que han adquirido en sus propios procesos, y ello parece afectar la manera en la que se educa al hijo y en lo que se comprende como sexualidad.

Luego del programa, con el aumento el conocimiento de los padres sobre sexualidad integral infantil, se presenta la probabilidad de que al haber una educación especializada y centrada en el tema desde una perspectiva que comprenda todos los elementos que engloba la sexualidad y el que los seres humanos son sexuados independientemente de su etapa del ciclo vital, se mejore la perspectiva que se tiene del tema y se rompa con los patrones culturales.

  1. Conclusiones

Para responder a la pregunta de investigación, ¿cuál es el efecto de la psicoeducación en el conocimiento de la sexualidad integral infantil en los padres?, se describen los resultados antes y después de la aplicación de un programa psicoeducativo. Antes de la intervención, se encontró un nivel medio alto de conocimiento, que se discriminó en un nivel bajo en la dimensión biológica, nivel medio alto de las dimensiones socio-cultural y ética; mientras que la dimensión psicológica fue alta.

Posterior a la aplicación del programa, el conocimiento sobre sexualidad integral infantil y las cuatro dimensiones que lo componen pasaron al nivel alto, lo que se debió a las estrategias implementadas y a un efecto positivo de la intervención, dado que se encontraron diferencias estadísticamente significativas al comparar el antes y después, lo que permitió confirmar la hipótesis “si se aplica un programa de psicoeducación, el conocimiento sobre sexualidad integral infantil aumentará”.

De manera general, la investigación, a través de la comprobación de la hipótesis planteada, permite afirmar que las intervenciones psicoeducativas dirigidas a padres de niños en edad preescolar y escolar surten efectos positivos en el conocimiento que los padres tienen sobre la sexualidad integral; lo que incidiría favorablemente en su actitud hacia el tema en cuestión, y rompe con patrones y esquemas socioculturales que son propios de la idiosincrasia venezolana. Cabe destacar que, no necesariamente, los resultados se repliquen en otros entornos culturales con costumbres, hábitos y formas de educación distintas a la occidental y, especialmente, a la venezolana; por lo cual sería interesante conocer el tópico en cuestión en otros países, para realizar las comparaciones pertinentes.

Bajo esta perspectiva, la psicoeducación, es efectiva para incrementar el conocimiento de la sexualidad integral infantil en padres, cobra importancia para ser aplicada como una técnica pragmática, con valor heurístico, ajustada a los distintos contextos culturales; de modo que se promueva una educación equilibrada, de base científica y psicológica, que aporte herramientas a los padres para manejar este tema en la familia.

Con base en estos resultados, se recomienda extender la aplicación de este tipo de programas a nivel de instituciones educativas, por ejemplo, Escuelas para Padres en la cual los representantes acudan al plantel para participar en distintas formaciones con la finalidad de recibir nuevos conocimientos sobre la sexualidad en la infancia y la importancia del tópico. Esto ayudaría también a conformar nuevos pensamientos funcionales y creencias más racionales al respecto, que rompan con paradigmas tradicionales sobre las dimensiones con las que se presenta este aspecto durante edades tempranas.

Se recomienda también implementar la psicoeducación de forma general, haciendo equipos de trabajo docente-escuela, en las que ambas partes integren dudas y saberes para ir conformando nuevas estrategias psicoeducativas dirigidas a padres de niños y adolescentes, en las cuales también se puedan implementar modalidades a distancia, como la usada en esta investigación, apoyadas en material audiovisual como fotos, videos, diapositivas; así como la experiencia de otros padres que ya han participado en los programas, con quienes se pueden hacer conversatorios, talleres, foros, tanto a nivel virtual como presencial, entre otros.

A nivel de investigación, sería de utilidad replicar el estudio con una mayor cantidad de padres, que puedan asistir a las instituciones educativas o centros, donde se ponga en práctica la enseñanza y la intervención de manera presencial; pues esto ayudaría a aclarar dudas, formar equipos de trabajo y motivaría a los padres a aportar sus experiencias previas (si las tuviesen) y explicar lo que esperan de su participación en el programa.

Se sugiere, además, la realización de una nueva investigación de nivel explicativo, en la que se cuente con un grupo control y otro experimental, para obtener información de comparación estadística respecto al efecto del programa psicoeducativo; y considerar los posibles cambios que introduce el mismo en aquellos que reciben la preparación y los que pueden experimentar otros que no participan del mismo.

También se recomienda investigar y trabajar con variables como perspectiva de la sexualidad infantil, aceptación, patrones de educación de los padres con la aceptación o negación de la sexualidad al momento de educar; con diferentes tipos de población (padres heterosexuales, padres homosexuales o género fluido; hogares monoparentales y familias nucleares o extendidas); que estén en distintos países para conocer las diferencias culturales respecto a la educación y comunicación de la sexualidad desde los padres hacia los hijos.

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  2. conflicto de interés

Los autores indican que no existe relación financiera o personal alguna que pudiera dar lugar a un conflicto de intereses en relación con la elaboración de este artículo.