Competencias parentales y funciones ejecutivas en
población infantil
Parental competencies and executive functions in the
child population
Universidad Rafael Urdaneta. Maracaibo, Venezuela
E-mail: samara.29684140@uru.edu
https://orcid.org/0009-0004-6383-216X
Andrea Machado
Universidad Rafael Urdaneta. Maracaibo, Venezuela
E-mail: andrea.29787441@uru.edu
https://orcid.org/0009-0005-5056-0588
La investigación se realizó con el objetivo de determinar el efecto de las competencias parentales y las funciones ejecutivas, y el grado de relación proveniente de las variables a su vez las implicaciones en relación a la población infantil, estudiado bajo un paradigma positivista con una metodología cuantitativa, desde un nivel explicativo a través del modelo de campo con un diseño no experimental. Se utilizó una muestra de 90 niños escolarizados, con ambos padres vivos. Los instrumentos utilizados fueron la Escala de Parentalidad Positiva (E2P) y la Escala de Funciones Ejecutivas (EFE-C6). Los resultados evidenciaron que existe una relación estadísticamente significativa entre las variables, ambas aumentan en la misma dirección y magnitud en función del desarrollo óptimo integral de la población infantil.
Palabras clave: Competencias parentales, Funciones ejecutivas, Población infantil.
The research was conducted with the objective of determining the effect of parenting competencies and executive functions, as well as the degree of relationship between these variables and their implications for the child population. It was studied under a positivist paradigm with a quantitative methodology, using an explanatory level through a field model with a non-experimental design. A sample of 90 school-aged children with both living parents was used. The instruments employed were the Positive Parenting Scale (E2P) and the Executive Functions Scale (EFE-C6). The results demonstrated a statistically significant relationship between the variables, with both increasing in the same direction and magnitude, contributing to the optimal integral development of the child population.
Keywords: Parental competencies, Executive functions, child population.
Como citar: Borhot, S. Machado, A. (2025). Competencias parentales y funciones ejecutivas en población infantil. Sistemas Humanos, 5(1), 119-132
Se ha observado un cambio dentro de los rasgos distintivos que definen o identifican a los niños en la actualidad, que Valdivia (2022) describe como: carácter débil ante la sobreprotección parental, niveles bajos de tolerancia ante críticas, inestabilidad, entre otras; se toma como referencia el alcance que tienen los niños en relación a su accesibilidad a la información sobre indicadores psicológicos de depresión, ansiedad, al igual que información más compleja sobre noticias o situaciones, que les brinda mayor procesamiento de la misma y les genera un pensamiento flexible para adaptarse a situaciones nuevas de manera rápida; por otro lado, se identifican tendencias a baja tolerancia ante la frustración y dificultades en la postergación de la satisfacción. Es por ello que se expone determinar la relación que poseen las competencias parentales y las funciones ejecutivas en una población infantil, se busca identificar y describir el grado de relación entre las variables expuestas.
Respecto a esto, León (2007), desde el punto de vista evolutivo, identifica que jóvenes entre siete y 11 años de edad se caracterizan por capacidades particulares de autorregulación del comportamiento, con cierto grado de impulsividad asociado al grupo evolutivo; igualmente, poseen manejo de habilidades de razonamiento, lenguaje, organización y autonomía, que les facilita la adquisición de competencias para la resolución de problemas sencillos, guiados por un pensamiento con operaciones lógicas.
Las ideas de Vigotsky (1979) refirieron cómo personas cercanas al niño a nivel físico y afectivo, lo conducen a avanzar en su aprendizaje de nuevos significantes, al incentivar el desarrollo cognitivo a partir de la transferencia de conocimientos, capacidades y estrategias; por tanto, los padres serán su primer acercamiento con respecto al mundo social, a través de la guiatura y crianza según el repertorio de sus competencias parentales, diferentes en cada individuo, estos tendrán relación con el desarrollo de funciones en niños y niñas, centrado en cuatro áreas: social, cognitiva, moral y afectiva. Al darse el desarrollo y promoción de competencias parentales positivas, mayor será la probabilidad de mantener un desarrollo integral óptimo de las funciones ejecutivas en niños.
Tomando en cuenta el papel que juegan los padres en el desarrollo de sus hijos, se considera la posibilidad de que existan funciones ejecutivas relacionadas con las habilidades que poseen los padres para promover un entorno positivo y, a su vez, oportunidades de crecimiento integral. En la actualidad, las investigaciones realizadas en la población infantil respecto al tema, son escasas; el foco de atención se encuentra en la población adulta joven y mayor, sin considerar que los problemas hoy en día como adultos impulsivos o dificultades manifestadas a nivel de funcionalidad, pueden ser de inicio temprano.
Dicho lo anterior, entre los estudios realizados se encuentra el de Cabascango et al. (2020), acerca de cómo las competencias parentales inciden o mantienen influencia en las funciones ejecutivas de la población infantil, en las que identifican áreas vinculares basadas en promover un apego seguro y adecuado desarrollo en niños e, igualmente, áreas protectoras dirigidas a prácticas cotidianas basadas en dirigir habilidades de cuidado, protección y resguardando sus necesidades, lo cual podría traer como consecuencia un pensamiento reflexivo, razonamiento, toma de decisiones, entre otros. Sin embargo, en este momento se da paso a conocer si igualmente estas habilidades cognitivas se encuentran relacionadas con las propias capacidades de los padres.
El evaluar ambas variables y el grado de relación entre ellas, muestra su relevancia práctica en cuanto a cómo se pueden mejorar o promover las funciones ejecutivas/competencias parentales positivas que permitan un desarrollo más integral y a su vez más funcional, lo cual será de gran ventaja para las siguientes generaciones. Por tanto, se cree que pueda existir una relación entre las variables de competencias parentales y funciones ejecutivas en lo que refiere al desarrollo de la población infantil.
Las competencias parentales han sido definidas por varios autores, entre los que destacan Masten y Curtis (2000), quienes las entienden como un concepto integrador, referente a la capacidad para generar respuestas de afecto, cognición, comunicación, comportamiento flexible y adaptativo a corto y/o largo plazo, ante demandas asociadas a la realización de tareas vitales y generar estrategias de aprovechamiento de oportunidades; es decir, toda capacidad práctica que poseen los padres para promover un ambiente sano y desarrollo integral; si bien, se toma en cuenta el momento evolutivo en el que se encuentran los niños, el efecto que poseen las competencias parentales en el desarrollo integral han arrojado alteraciones en relación a las funciones ejecutivas.
Asimismo, los estudios realizados por Barudy y Dantagnan, (2010) y Siegel (2007) refieren que un vínculo parental apropiado, con un cuidado sensible, protección, adecuada estimulación, relaciones marcadas por el afecto y el buen trato, ejerce una influencia positiva en el desarrollo cerebral temprano del niño, de tal manera que sus funciones ejecutivas podrían desarrollarse más eficazmente. A su vez, Samuelson et al. (2012) descubrieron que las prácticas parentales positivas están vinculadas con un mejor rendimiento en actividades de planificación y resolución de problemas en los niños y niñas.
De este modo, Polgar, 2001 y Goodnow, 2010 (citados en Pinto et al., 2012), refieren que “la calidad del vínculo de los padres con sus hijos es relevante para un óptimo desarrollo cognitivo, emocional y comportamental” (p. 4). A lo que Sanders y Morawska, 2010 (citados en Pinto et al., 2012) agregan que “se considera uno de los factores más importantes para el desarrollo infantil” (p. 4). Se concluye que, los padres les otorgan a sus hijos una serie de herramientas que se relacionan de manera positiva o negativa en sus áreas del desarrollo, influidas por los componentes biológicos, hereditarios, sociales y contextuales (Barudy y Dantagnan, 2010).
Por otro lado, Chauca (2019) demostró que el género masculino posee mayor inclinación hacia las competencias formativas y protectoras, las cuales prevén mayor vigilancia psicológica en relación a zonas de monitoreo y riesgo; en el género femenino se identifican competencias vinculares y reflexivas, en relación a zonas óptimas que promueven el desarrollo integral de los niños. Urzua et al. (2011), establecen en su estudio la implicancia del control parental vinculada a varios dominios de la calidad de vida, independientemente del rango de edad.
En cuanto a las funciones ejecutivas, Luria (1974), desde un enfoque sistémico, las define como: “una serie de trastornos en la iniciativa, la motivación, la formulación de metas y planes de acción, y el autocontrol de la conducta” (pp. 852-853), a lo que Lezak (1982) agrega que estas capacidades mentales son esenciales para llevar a cabo una conducta eficaz, creativa y aceptada socialmente. Por otro lado, Sohlberg y Mateer (1989) consideran que “abarcan una serie de procesos cognitivos, entre los que destacan la anticipación, elección de objetivos, planificación, selección de la conducta, autorregulación, autocontrol y uso de retroalimentación” (p. 16).
En el mismo orden de ideas, Blair en 2016 y Stuss en 2011 mencionan que las funciones ejecutivas son todas aquellas capacidades mentales complejas que se utilizan para planificar, organizar, guiar, revisar el propio comportamiento, necesario para la adaptación al entorno y alcance de las metas establecidas, por ello son todas aquellas habilidades que se utilizan en la vida diaria para realizar cosas, dando seguimiento a lo que Miyake et al. (2000) definen como: “rutinas responsables de la monitorización y regulación de procesos cognitivos durante la realización de tareas cognitivas” (p. 22).
Por tanto, el manejo positivo de las competencias parentales, que permitirá al niño desarrollarse y volverse un ser funcional e integral, promueve en ellos un desenvolvimiento dentro de un ambiente más alegre, tranquilo, respetuoso, enseñándoles acerca de cómo interactuar desde el afecto, la solidaridad, entre otros. Las ideas de Vigotsky (1979) refirieron que, se comienza a desempeñar un rol parental el cual se presenta con manifestaciones de expresiones de afecto, participación en experiencias cotidianas, comportamiento con base en estados mentales (creencia, intención, emoción), satisfacción de necesidades básicas, establecimiento de rutinas y fuentes de soporte emocional. Es por ello que deben ser puestas en práctica, para promover la oportunidad de un desarrollo sano en la población infantil, en un periodo de corto a largo plazo por el momento evolutivo en el que se encuentran, y fomentar así habilidades para la toma de decisiones, tiempo de espera, entre otras.
León (2007) también refiere que, entre los siete y 11 años, pueden darse características como: logro de un buen control cognitivo relacionado con memoria: capacidad retentiva de información a corto plazo y almacenamiento de la misma a largo plazo, por tanto, podrá acceder a ella cuando lo requiera; la toma de decisiones y el autocontrol se observan desde un buen manejo, gracias a un pensamiento en transición a lo abstracto que los hace capaces de utilizar la lógica y llegar a conclusiones con respecto al desarrollo de autonomía en tareas cotidianas como vestirse, bañarse, por citar algunas; por último, se cuenta con un mayor repertorio de intereses y habilidades sociales como independencia, deseo a ser queridos o aceptados por su grupo social.
Es por ello que, al utilizar como referencia los rasgos distintivos de la población infantil según su período de desarrollo, se puede considerar como determinante en las competencias parentales, según lo establecido por Lezak (1982) sobre cómo las capacidades mentales y el establecimiento de una conducta eficaz, creativa y aceptada, podrían relacionarse con el desarrollo de habilidades protectoras que propicien capacidades de cuidado y resguardo; asimismo sus habilidades de razonamiento y mayor procesamiento de la información, podrían traer mayor sensibilización a los padres, dado que, por su carácter de pensamiento flexible, que permite brindar información sobre su mundo propio, ayuda a propiciar el desarrollo de habilidades reflexivas, que engloban tareas como: preparar alternativas de solución, seguimiento de influencias bio-psico-sociales, autocuidado, entre otras., adaptadas a la realidad y al mundo hoy en día.
A su vez, al considerar el grado de impulsividad y baja tolerancia que puede llegar a presentarse en infantes, las competencias de los padres podrían verse afectadas de tal manera que interrumpen su desarrollo. Las respuestas en adultos ante la manifestación de conductas disruptivas, puede elevar el grado de tensión y estrés presentes en los padres, lo cual llega a limitar el desarrollo de habilidades como gestión y calidez emocional, diálogo, satisfacción de necesidades, que son cruciales para el desarrollo positivo de su rol parental.
De todo lo argumentado se concluye que las competencias parentales mantienen relación con el desarrollo del funcionamiento ejecutivo en la población infantil; es por ello que esta investigación busca identificar la relación entre de ambas, cuyo peso puede incidir de manera positiva o negativa en las nuevas generaciones. De este modo, la hipótesis que se busca probar en esta investigación es que existe una relación directa y significativa entre las competencias parentales positivas y el desarrollo óptimo integral de las funciones ejecutivas en niños.
Esta investigación fue realizada bajo un paradigma positivista, dado que el objetivo general radicó en determinar la relación entre ambas variables; asimismo, se implementó un diseño no experimental correlacional, que hace referencia a que primero se produce el evento y posteriormente se realiza el análisis del mismo (Bernardo y Calderero, 2000) a través de un estudio de campo sin manipulación de las variables de estudio, para determinar así el nivel de relación entre competencias parentales (VI) y funciones ejecutivas (VD), con características específicas de una población, así como también se realizó desde un nivel descriptivo, utilizado para la observación, estudio y comprensión de las variables, así como también la relación entre ellas.
Por su parte, la población se calificó como infinita, estuvo constituida por niños entre los siete y 11 años de edad cronológica, escolarizados, con ambos padres vivos en Maracaibo-Venezuela, calculada a través de un muestreo de tipo no probabilístico accidental, dado a la especificidad de la población utilizada y el alcance al momento de recolectar la muestra, el tamaño de la misma fue calculado con un nivel de confianza del 90% y un error admisible del 8.67%, con un total de 90 sujetos.
Para evaluar las competencias parentales de los padres se empleó la Escala de Parentalidad Positiva desarrollada por Gómez y Muñoz (2014). El cuestionario abarca 54 ítems o preguntas, que describen situaciones cotidianas, a las cuales deben responder escogiendo cuatro opciones: Casi Nunca (1 punto), A veces (2 puntos), Casi Siempre (3 puntos) y Siempre (4 puntos). Para su aplicación se realizó una adaptación por medio de un formulario en línea.
Es auto administrado y su aplicación es de 20 minutos, aproximadamente. Su objetivo es identificar aquellas competencias parentales que los padres utilizan al relacionarse con su hijo o hija. Cuenta con cuatro subescalas: “Competencias Vinculares”, “Competencias Formativas”, “Competencias Protectoras” y “Competencias Reflexivas”. Para obtener un puntaje en la escala de Competencia Parental Total, deben sumarse los puntajes de las subescalas; con este puntaje se obtiene el percentil en el que está ubicado el sujeto con respecto a una muestra referencial. Para su interpretación, se ubican dentro de tres rangos: Zona de Riesgo (percentiles 10 y 20), Zona de Monitoreo (percentiles 30 y 40), y Zona Óptima (percentiles 50 o más). La escala se interpreta según el baremo del Cuadro 1:
Cuadro 1
Baremo de interpretación de la Escala de Parentalidad Positiva
COMPETENCIAS PARENTALES |
||||||
---|---|---|---|---|---|---|
Vinculares (14 ítems) |
Formativas (12 ítems) |
Protectoras (17 ítems) |
Reflexivas (11 ítems) |
Total (54 ítems) |
||
Percentiles |
||||||
Fuente: Gómez y Muñoz (2014) |
||||||
Zona Óptima |
90 |
54 |
46 |
64 |
39 |
198 |
80 |
52 |
45 |
62 |
36 |
192 |
|
70 |
51 |
43 |
60 |
35 |
186 |
|
60 |
50 |
41 |
59 |
34 |
180 |
|
Zona Monitoreo |
50 |
48 |
40 |
57 |
33 |
176 |
40 |
46 |
39 |
55 |
31 |
171 |
|
30 |
44 |
37 |
52 |
29 |
163 |
|
Zona Riesgo |
20 |
41 |
35 |
49 |
28 |
154 |
10 |
36 |
31 |
45 |
25 |
142 |
Gómez y Muñoz (2014) afirman que, la validez del instrumento fue llevada a cabo a través de una muestra de 333 padres y madres. Fue obtenida mediante la revisión de la literatura, aplicación de siete jueces expertos y observaciones de las personas implicadas en la investigación, con una validez de contenido entre 0817 y 0.898, adecuado según la V. de Aiken. A su vez, se observó una consistencia interna de buena a excelente, con un valor de alfa de Cronbach de 0.95 para la escala total; asimismo para las dimensiones denominadas competencias fueron: Vinculares (0.89), Formativas (0.86), Protectoras (0.84) y Reflexivas 0.82) considerado un buen grado de confiabilidad.
Para la evaluación de las funciones ejecutivas de la población infantil se utilizó la Escala de Funciones Ejecutivas (EFE-C6), elaborada por las investigadoras. Su objetivo es identificar las capacidades cognitivas, utilizadas por niños y niñas entre los siete y 11 años de edad. El EFE-C6 surge a través de la adaptación de la combinación C6 de Sattler de la prueba de inteligencia Weschler para niños (WISC-IV), con la finalidad de medir las funciones ejecutivas por medio de un cuestionario dirigido a los padres para evaluar el estado y desarrollo de las habilidades en la población infantil; el instrumento consta de 29 ítems separados en actividades que pretenden medir cada función realizada por niños entre los siete y 11 años de edad, donde los padres deben responder con: Casi nunca (1 punto), A veces (2 puntos), Casi siempre (3 puntos) y Siempre (4 puntos).
Se utilizaron como referencia las siguientes dimensiones: Aritmética, Semejanzas y Búsqueda de Símbolos, dentro de las cuales se pueden ubicar las siguientes funciones ejecutivas: Discriminación Visoespacial, Resolución de Problemas, Memoria, Pensamiento Concreto, Concentración, Razonamiento, Atención, Comprensión Verbal, Pensamiento Abstracto, Asociación y Flexibilidad Cognitiva. Esta escala es auto administrada, su aplicación es de 15 minutos, aproximadamente. Para obtener la puntuación total, deben sumarse los puntajes según la opción seleccionada en el reactivo o actividad descrita, este puntaje se compara con el percentil que describe en qué posición está el sujeto: Bajo (percentiles de 0 a 25), Moderado (percentiles de 26 a 50), y Alto (percentiles de 51 a 75), interpretándose según el Cuadro 2:
Cuadro 2
Baremo de interpretación de la Escala de Funciones Ejecutiva
Percentiles |
DVE |
RP |
M |
PC |
CON |
RAZ |
AT |
CV |
PA |
AS |
FC |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Nota: Dimensiones: DVE (Discriminación Visoespacial), RP (Resolución de Problemas), M (Memoria), PC (Pensamiento Concreto), CON (Concentración), RAZ (Razonamiento), AT (Atención), CV (Comprensión Verbal), PA (Pensamiento Abstracto), AS (Asociación), FC (Flexibilidad Cognitiva). |
|||||||||||
Bajo |
0 - 25 |
||||||||||
Moderado |
26 - 50 |
||||||||||
Alto |
51 - 75 |
En lo referente a las propiedades psicométricas del instrumento, la escala fue validada por cuatro jueces expertos en el área, quienes estimaron un alto nivel de validez de contenido de la prueba; se obtuvo el nivel de confiabilidad aplicando, mediante un formato en línea, a una muestra de 51 padres y madres con hijos(as) entre los siete y 11 años de edad cronológica, estimando así un Alfa de Cronbach de 0.44 para la escala total, situándose dentro de un índice moderado.
Los datos de esta investigación fueron adquiridos mediante la aplicación de la Escala de Parentalidad Positiva (E2P) y la Escala de Funciones Ejecutivas (EFE C-6), a su vez fueron procesados a través de un programa estadístico computarizado, y obtener los resultados de cada variable, interpretados según los baremos del Cuadro 1 y del Cuadro 2. Para abordar el objetivo general de la investigación y calcular la relación proveniente entre ambas variables se utilizó el coeficiente de correlación Rho de Spearman, se aplicó una prueba de normalidad Kolmogorov-Smirnov con la intención de conocer la distribución de la muestra, identificando la misma como no normal, por lo que se utilizó la prueba no paramétrica mencionada anteriormente. A continuación, se presentan los resultados:
Tabla 1
Valor descriptivo de la variable competencias parentales
Variable |
Min |
Max |
P |
D |
---|---|---|---|---|
Vinculares |
26 |
54 |
42,02 |
6,284 |
Formativas |
29 |
48 |
41,20 |
4,729 |
Protectoras |
35 |
68 |
54,26 |
7,302 |
Reflexivas |
18 |
44 |
32,87 |
5,213 |
En la tabla 1 se pudo evidenciar que en la variable de competencias parentales los sujetos mantienen distintas puntuaciones en las dimensiones de la Escala de Parentalidad Positiva; primeramente, se obtuvo un percentil que los ubica dentro de la Zona de Monitoreo, lo cual sugiere que necesitan mayor supervisión para su estimulación y promoción, en referencia a las competencias Vinculares, encargadas de generar relaciones seguras, apegos sanos y desarrollo socioemocional; Formativas, fortalecer el desarrollo de habilidades, aprendizaje, socialización, disciplina; y Reflexivas, al permitirles concientizar y pensar sobre la influencia y la trayectoria de la parentalidad, para valorar y monitorear el curso de la misma (Gómez y Muñoz, 2014).
Es por ello que, al ser los padres en un primer momento el acercamiento del niño al mundo social (Vigotsky, 1979), las competencias que no se presenten suficientemente idóneas pueden generar consecuencias desfavorables para el desarrollo de sus hijos/as que, según lo expuesto por Barudy (2009), no suelen ser visibles a primera vista; sin embargo, se manifiestan a través de dificultades para establecer vínculos, problemas de socialización, baja tolerancia ante la frustración, entre otras. A su vez, deben tomarse en cuenta factores en los padres, identificados por Barudy y Dantagnan (2005), como características de personalidad, niveles de estrés, demandas sociales, entre otros, que pueden llegar a afectar capacidades de los mismos para enfrentar esta tarea de ser padres y, a su vez, a respuestas adaptativas a las necesidades de la población infantil.
Por otro lado, se obtuvo que las competencias Protectoras, es decir, aquellas que están dirigidas al cuidado, el cumplimiento de derechos, la protección de la integridad física, sexual y emocional, mantienen un percentil que los ubica dentro de la Zona Óptima, lo cual indica que se presentan beneficiosas y con mayor seguridad para el cumplimiento de su rol paterno, en consonancia con lo expuesto por Rodrigo et al. (2008) quienes refieren que al tener estas capacidades en un nivel óptimo, se puede afrontar de manera flexible y adaptativa esta tarea, de acuerdo a las necesidades evolutivas y educativas de sus hijos(as), además de estar dentro de los estándares definidos como aceptables socialmente, como toda oportunidad o apoyo ofrecidos por los sistemas de la influencia familiar para el desarrollo de las mismas.
Por último, Polgar, 2001 y Goodnow, 2010 (citados en Pinto et al., 2012), refieren que la calidad del vínculo o la relación con los hijos permiten un mejor desarrollo cognitivo, social y comportamental, ubicándose en las competencias protectoras, las cuales son las encargadas de proporcionar cuidados cotidianos o satisfacción de necesidades básicas, garantías de seguridad física y emocional, organización de la vida cotidiana, refiriendo a predictibilidad, rutinas y rituales y, a su vez, búsqueda de apoyo social o fuentes de soporte emocional (Gómez y Muñoz, 2014).
Tabla 2
Valor descriptivo de la variable funciones ejecutivas
Variable |
Min |
Max |
P |
D |
---|---|---|---|---|
Discriminación Viso Espacial |
2 |
8 |
5,62 |
1,346 |
Resolución de Problemas |
3 |
8 |
5,41 |
0,935 |
Memoria |
7 |
16 |
11,28 |
1,680 |
Pensamiento Concreto |
1 |
4 |
3,43 |
0,720 |
Concentración |
3 |
12 |
7,78 |
1,721 |
Razonamiento |
4 |
8 |
6,69 |
1,148 |
Atención |
3 |
12 |
5,21 |
1,928 |
Comprensión verbal |
3 |
12 |
6,18 |
2,042 |
Pensamiento Abstracto |
5 |
12 |
9,21 |
1,783 |
Asociación |
2 |
8 |
4,88 |
1,322 |
Flexibilidad Cognitiva |
5 |
16 |
9,01 |
1,975 |
En la Tabla 2 se observa que en la variable Funciones Ejecutivas los sujetos obtuvieron un percentil de índice Bajo, en las dimensiones de: Discriminación Visual (evaluación de detalles), Resolución de Problemas (aplicación de estrategias adecuadas de solución), Memoria (capacidad de retención, almacenamiento y transformación de información), Pensamiento Concreto (descripción de hechos y situaciones), Concentración (discriminación de estímulos distractores), Razonamiento (comprensión y procesamiento de información, orden de ideas y formulación de conclusiones), Atención (enfocarse de forma consciente en un estímulo determinado), Comprensión Verbal (capacidad de razonamiento y expresión verbal), Pensamiento Abstracto (comprensión de conceptos o ideas que llevan a generar inferencias personales), Asociación (ejecución de patrones conductuales según el contexto o situación) y Flexibilidad Cognitiva (cambios dinámicos y selección del comportamiento y/o pensamiento adaptativo según el entorno), identificadas por Piaget (1972) y Wechsler (2007).
Lo anteriormente descrito sugiere que, estas capacidades se encuentran significativamente por debajo de lo esperado, lo que significa que la población puede presentar dificultades como conductas socialmente inaceptables, limitaciones en el establecimiento de metas u objetivos, así como también en la planificación y resolución de algún conflicto, fácil distracción ante estímulos, bajo pensamiento crítico, limitaciones en el desarrollo de autonomía, niveles considerables de impulsividad, dificultad en la retención y procesamiento de la información, entre otros, lo cual puede limitar el desarrollo adecuado a nivel cognitivo en esta población infantil.
Es por ello que, dado a la ubicación de los mismos lo establecido por Blair (2016) y Stuss (2011), quienes afirman que el desarrollo de las funciones ejecutivas permiten mayor adaptación al entorno y alcance de metas establecidas, el ubicarse en un índice Bajo habrá mayor dificultad para el cumplimiento o logro de las mismas, y se ve afectado el pensamiento flexible descrito por Valdivia (2022), quien establece que este permite a los niños adaptarse de forma eficaz a situaciones nuevas del entorno.
Aunado a ello, Resnick (1981) refiere que, al estar estas funciones en un desarrollo óptimo y adecuado, habrá mayor probabilidad de que el aprendizaje de nuevas capacidades como comportamientos basados en estados mentales aumente, lo cual les permite mayor adaptación al entorno y mejor resolución de problemas en situaciones de la vida diaria. Es por ello que, en los resultados observados, puede llegar a existir una disminución en la adquisición de estas capacidades asociadas a los procesos de aprendizaje en los sujetos evaluados.
Posterior al análisis de la relación entre las variables competencias parentales y funciones ejecutivas, en cuanto a su dirección, magnitud y significancia, se obtuvo que las dimensiones de Discriminación Visoespacial, Resolución de Problemas, Concentración, Atención y Comprensión Verbal, no guardan relación con la variable de competencias parentales. Esto indica que, a pesar de que las competencias se encuentren presentes o ausentes en el desarrollo integral de los niños/as, las funciones pueden aumentar o decrecer por otros factores, según la referencia del aprendizaje social descrito por Bandura (1977) quien establece que los niños adquieren conocimientos con base a experiencias sociales (en casa, en la escuela, etc.) y experiencias individuales, que los puede llevar a potenciar su capacidad de concentración, comprensión y discriminación, a través de un aprendizaje por ensayo-error, con retroalimentación externa, en el cual se aplica el procesamiento cognitivo adecuado y se proponen posibles soluciones.
Por otro lado, la dimensión de Memoria no guarda relación con la dimensión de Competencias Parentales Protectoras, lo que sugiere, a criterio de Gómez y Muñoz (2014), que el mantener prácticas cotidianas dirigidas al cuidado y protección de los niños/as, así como también el satisfacer necesidades básicas, promover la búsqueda de apoyo social y fuentes de soporte emocional, no impide ni limita el desarrollo de estrategias como el ensayo (repetición), la organización (agrupación) y la recuperación de la información que ha sido previamente interiorizada por la persona, según lo establecido por Kail (1990).
Sin embargo, se observa que las dimensiones de Memoria y Flexibilidad Cognitiva mantienen una relación positiva en magnitud débil con las dimensiones de Competencias Parentales Formativas y Reflexivas, lo cual significa que el cumplir con las tareas del rol parental como el seguimiento de influencias biopsicosociales, autocuidado parental, reflexión de historia parental, en relación a una disciplina positiva, establecimiento de normas y reglas, diálogo, orientación y guía, se asocia con respuestas en la población infantil a través de un comportamiento adaptativo y flexible, tomando en cuenta áreas de afecto, cognición y comunicación, para conductas mediadoras en la relación entre padres e hijos, según lo planteado por Gómez y Muñoz (2014) y Masten y Curtis (2000).
Asimismo, se ubicó a la dimensión Pensamiento Concreto dentro del mismo grado de correlación mencionado anteriormente con la dimensión de Competencias Parentales Vinculares, lo cual refiere que, al tener los niños/as la posibilidad de utilizar la lógica para llegar a formular conclusiones luego de un suceso o evento (Piaget,1972), al momento de expresarlas, aumenta la posibilidad de respuestas de sensibilidad parental, expresiones emocionales y de afecto, interpretación de señales comunicativas, entre otras. Lo cual sugiere que, al presentar estas habilidades en un estado positivo y beneficioso, el área vincular del rol parental puede manifestarse de manera acertada en la misma magnitud.
Con respecto a la dimensión de Razonamiento, se encontró una relación estadísticamente significativa y positiva con las dimensiones de las Competencias Parentales Formativas, Protectoras y Reflexivas, lo que sugiere que al darse la estimulación en el aprendizaje, garantías de seguridad, establecimiento de metas parentales, entre otros, la capacidad de crear una opinión propia y tomar en cuenta factores de un evento determinado en el que los niños podrán formular sus propias conclusiones, podrá aumentar de forma significativa. Por tanto, la dimensión mencionada al principio aumenta en la misma magnitud que las competencias descritas anteriormente.
Tabla 3
Correlación entre competencias parentales y funciones ejecutivas
Variables / Dimensiones |
Vinculares |
Formativas |
Protectoras |
Reflexivas |
Competencias Parentales |
|
---|---|---|---|---|---|---|
Nota: *. La correlación es significativa en el nivel 0,05 (bilateral). **. La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral). Las relaciones se determinaron por la correlación Rho de Spearman. |
||||||
Discriminación Visoespacial |
Rho |
-,160 |
-,059 |
-,041 |
-,013 |
-,098 |
Sig. |
,132 |
,583 |
,702 |
,900 |
,357 |
|
Resolución de Problemas |
Rho |
,045 |
-,015 |
-,065 |
,142 |
,014 |
Sig. |
,670 |
,885 |
,544 |
,182 |
,897 |
|
Memoria |
Rho |
,280** |
,210* |
,167 |
,225* |
,240* |
Sig. |
,008 |
,047 |
,115 |
,033 |
,023 |
|
Pensamiento Concreto |
Rho |
,221* |
,137 |
,204 |
,121 |
,199 |
Sig. |
,036 |
,198 |
,054 |
,257 |
,060 |
|
Concentración |
Rho |
-,039 |
,051 |
,027 |
,047 |
,024 |
Sig. |
,713 |
,633 |
,801 |
,657 |
,825 |
|
Razonamiento |
Rho |
,139 |
,394** |
,307** |
,421** |
,356** |
Sig. |
,190 |
,000 |
,003 |
,000 |
,001 |
|
Atención |
Rho |
-,086 |
,090 |
,050 |
,036 |
,070 |
Sig. |
,421 |
,400 |
,638 |
,733 |
,514 |
|
Comprensión Verbal |
Rho |
-,173 |
-,103 |
-,047 |
-,063 |
-,076 |
Sig. |
,102 |
,334 |
,659 |
,552 |
,477 |
|
Pensamiento Abstracto |
Rho |
,476** |
,441** |
,359** |
,369** |
,460** |
Sig. |
,000 |
,000 |
,001 |
,000 |
,000 |
|
Asociación |
Rho |
,425** |
,487** |
,323** |
,447** |
,467** |
Sig. |
,000 |
,000 |
,002 |
,000 |
,000 |
|
Flexibilidad Cognitiva |
Rho |
,172 |
,228* |
,152 |
,220* |
,217* |
Sig. |
,104 |
,031 |
,154 |
,037 |
,040 |
|
Funciones Ejecutivas |
Rho |
,254* |
,345** |
,301** |
,374** |
,363** |
Sig. |
,000 |
,000 |
,000 |
,000 |
,000 |
Por otro lado, la dimensión de Memoria mantiene niveles de relación altamente significativos con las Competencias Parentales Vinculares, lo cual podría significar que, al momento de los padres reconocer e interpretar señales comunicacionales, participar en experiencias cotidianas, mentalización parental, puede aumentar el significado que le otorgan los hijos a este vínculo con sus padres, beneficiando una correcta decodificación de la información y facilitando su retención. A lo que Mora (2013) afirma que “Un último tipo de aprendizaje y memoria que vale la pena destacar es aquel por el que cuando un suceso viene ligado a un acontecimiento emocional tiene tanta fuerza para ser guardado en nuestro cerebro.” (p.101).
Del mismo modo, se obtuvo que las dimensiones “Asociación” y “Pensamiento Abstracto” mantienen una relación altamente significativa con la variable de competencias parentales, lo cual puede ser visualizado a través del cumplimiento positivo y completo de las tareas del rol parental, lo cual trae como beneficio potenciar el desarrollo de autonomía, capacidad para hacer reajustes en la conducta, aumento de respuesta ante problemas de la vida diaria, que enriquece a su vez a las competencias de los padres.
Por último, según los datos obtenidos se observa que la mayoría de las dimensiones mantienen relaciones positivas y estadísticamente significativas, lo cual indica que es poco probable que los resultados sean por casualidad o azar (Martínez et al., 2009); esto a aceptar la hipótesis propuesta al inicio de la investigación, según el momento evolutivo de la población infantil y aquellas competencias o habilidades que deben estar presentes para promover un desarrollo integral en los niños y niñas estudiados en la investigación.
Es por ello que se concluye, según lo expuesto por Barudy y Dantagnan (2010), quienes establecen que para fomentar un desarrollo integral en los niños y niñas deben promoverse grados de estimulación adecuados dirigidos a transformar sus habilidades cognitivas, las cuales le permitirán interactuar con su ambiente de forma segura y eficaz, por ser el trabajo principal de los padres y madres o el rol parental en general, con relación significativa con su área socioemocional y en las distintas áreas del desarrollo, tomando como referencia los tipos de competencias parentales referidos en esta investigación
De todo lo argumentado y posterior al análisis de los resultados, se puede concluir existe una relación significativa proveniente de las competencias parentales y las funciones ejecutivas en infantes, lo cual permite dar paso a la aceptación de la hipótesis planteada al inicio de la investigación, la cual indica que el desarrollo y promoción de competencias parentales positivas, está asociado con un desarrollo óptimo integral de las funciones ejecutivas en niños.
Es importante resaltar lo referido por los autores Gómez y Muñoz (2014), quienes establecen que ningún individuo es totalmente competente, tomando en consideración las dimensiones identificadas en la Escala de Parentalidad Positiva, lo que sugiere que todo padre, madre o representante mantiene zonas de fortaleza y debilidad en el cumplimiento de sus tareas de un rol determinado. Igualmente, los postulados de Vigotsky (1979) concuerdan con lo establecido en la discusión, al referir que los padres desempeñan su rol parental a través de expresiones de afecto, participación en experiencias cotidianas, satisfacción de necesidades básicas de la población, y al estar estas competencias en práctica, el desarrollo a nivel integral de sus hijos/as será mayor según el momento evolutivo en el que se encuentran.
Asimismo, se destaca la importancia de reconocer las características de la población y el nivel en el que se manifiestan en referencia a conductas basadas en experiencias sociales e individuales (Bandura, 1977), identificar alternativas de solución ante un determinado problema, capacidad de realizar reajustes en su conducta basada en el contexto en el que se encuentren, comprensión de reglas y normas, seguimiento de rutinas y hábitos, lo que contribuye a un aumento y potencialización de las competencias en los padres, y promueve su presentación de forma beneficiosa para un desarrollo óptimo e integral de la población infantil.
Este hallazgo debe tomarse en cuenta para continuar con investigaciones en el desarrollo de funciones de niños/as según su momento evolutivo, y resaltar la importancia de reconocer y promover a su vez estrategias que permitan una estimulación adecuada de las variables de estudio, con una visión más amplia y completa de cómo se comporta la relación entre ambas, nuevos objetivos y descubrimientos que permitan dar respuesta a preguntas referentes a la población de estudio.
Por último, se recomienda a futuros investigadores realizar una nueva validación por jueces del EFE-C6, con la finalidad de obtener propiedades psicométricas significativas, aumentar la muestra y aplicarla en una modalidad presencial, para evitar sesgos; igualmente, se sugiere aumentar la muestra total de la investigación, dada la presencia de dos variables de estudio, para obtener así valores significativos en lo que refiere a sus resultados. Por otro lado, se aconseja ampliar las edades de la población infantil para una mayor estandarización y, a su vez, tomar en cuenta características sociodemográficas para determinar los niveles de relación y comparación de las variables según este aspecto.
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Los autores indican que no existe relación financiera o personal alguna que pudiera dar lugar a un conflicto de intereses en relación con la elaboración de este artículo.