Dependencia emocional en adolescentes
Emotional dependence in teenagers
Universidad Rafael Urdaneta, Maracaibo, Venezuela
E-mail: hengerber.28243805@uru.edu
Ivana Morales-González
Universidad Rafael Urdaneta, Maracaibo, Venezuela
E-mail: ivana.27972276@uru.edu
Admisión: 06-11-2023
Aceptación: 05-01-2024
La presente investigación tuvo por objetivo determinar la dependencia emocional en adolescentes venezolanos que mantuvieran relaciones amorosas previas o se encontraran actualmente en una, en edades entre 15 y 20 años; esta investigación se basó en los fundamentos teóricos de Ainsworth y Bell (1970) sobre el establecimiento de vínculos y Castelló (2005) sobre la teoría de dependencia emocional. Se utilizó el método cuantitativo, mediante un diseño no experimental transeccional-descriptivo de campo. Fue aplicada la escala de dependencia emocional VALMOR, con alta validez y confiabilidad. Los resultados refieren niveles medios de dependencia emocional en la muestra estudiada, así como diferencias significativas en cuanto a género, encontrándose mayor nivel de dependencia en hombres que en mujeres, de la misma forma, diferencias notables en función de haber tenido relaciones sexuales y de tener actualmente pareja, encontrándose mayor nivel de dependencia en quienes se han iniciado sexualmente y aquellos que tienen o han tenido pareja.
Palabras clave: Dependencia emocional, adolescentes, relaciones amorosas, género, Escala VALMOR
Abstract
The objective of this research was to determine the emotional dependence in Venezuelan adolescents who had previous love relationships or are currently in one, between the ages of 15 and 20; This research was based on the theoretical foundations of Ainsworth y Bell (1970) on the establishment of links and Castelló (2005) on the theory of emotional dependency. The quantitative method was improved by means of a non-experimental cross-sectional-descriptive field design. The VALMOR emotional dependency scale was applied, with high validity and reliability. The results refer to average levels of emotional dependence in the sample studied, as well as significant differences in terms of gender, finding a higher level of dependence in men than in women, in the same way, notable differences depending on having had sexual relations and of currently having a partner, finding a higher level of dependence in those who have started sexually and those who have or have had.
Keywords: Emotional dependency, adolescents, romantic relationships, gender, VALMOR scale
Como Citar: Valera-Pereira, H. y Morales-González, I. (2024). Dependencia emocional en adolescentes. Sistemas Humanos, 4 (2), 115-134.
La dependencia emocional resulta ser un constructo poco profundizado, como lo afirma Alalú (2016), quien manifiesta que con frecuencia se suele estudiar más a fondo los trastornos asociados a la dependencia emocional que a esta propiamente dicha, por lo que existe alguna desinformación sobre este fenómeno dentro de los profesionales de la salud y en los individuos que la padecen, resultando de vital importancia continuar profundizando el estudio de esta variable.
Platón (427 ac., citado por Izquierdo y Gómez, 2013) fue uno de los primeros filósofos en hablar de la dependencia, este planteaba la existencia de un amor nocivo caracterizado por un amor posesivo dentro del cual, las personas perseguían a otro como un objeto al cual devorar. Del mismo modo, el término “dependencia” según De la Cruz et al. (2013) proviene del léxico histórico de la época medieval donde la dependencia emocional es comparada con la relación que se llevaba a cabo entre un súbdito y su amo.
Por otro lado, aportes de Villa y Sirvent (2008) afirman que la dependencia emocional es un esquema o modelo repetitivo e insistente, llevándose a cabo mediante demandas de afectividad anómalas, las cuales son derivadas sobre un individuo o persona que de alguna forma pretende satisfacer dichas demandas mediante vínculos sociales e interpersonales de apego donde se presentan peculiaridades como posesividad y exclusividad, desgaste de energía y fuerzas vitales, imposibilidad para romper vínculos amorosos y necesidad de cariño, de la misma forma. Castelló (2005) afirma que la dependencia emocional es una necesidad exagerada de representación afectuosa que un individuo experimenta hacia su pareja mediante el paso de sus diferentes relaciones y del mismo modo, guarda concordancia con lo previamente planteado por Villa y Sirvent (2008), puesto que en las dimensiones de la dependencia planteadas por Castelló (2005), se encuentran los deseos de exclusividad, miedo a la ruptura y la necesidad de acceso a la pareja.
Por otro lado, la dependencia emocional guarda estrecha relación con el apego, que es un fenómeno que forma parte de toda la vida del individuo, siendo el apego durante el período infantil la base de construcción e instauración de toda dependencia emocional en la vida adolescente y adulta. Como afirma Goleman (2006), en caso de que se manifieste un apego inseguro se encontrará una corteza orbitofrontal con deterioros importantes, limitando de esta forma las capacidades y habilidades de control de emociones perturbadoras. Un infante con un estilo de apego inseguro, comparte ciertas características que se pueden observar también en una persona dependiente, como lo es esta búsqueda de proximidad exhaustiva. Esto permite clarificar cómo interactúan los estilos de apego en las futuras relaciones amorosas durante la etapa de la adolescencia y de este modo observar la dependencia desde un ámbito más amplio.
En la actualidad, la dependencia emocional es un fenómeno que ocasiona grandes malestares en quien la padece, más que todo en los jóvenes, ya que como bien se conoce, la adolescencia es un periodo donde se dan procesos de cambio tanto a nivel psicológico como a nivel biológico-orgánico, que ponen en evidencia tanto para el adolescente y su entorno más directo, como para los profesionales de la salud, alteraciones o desorganizaciones emocionales, en relación a la autoestima como a la forma en que el adolescente se vincula o relaciona con otras personas.
Freud (1965) compara la etapa juvenil con un estado temporal de batalla emocional, manifestando que el individuo se encuentra enfrentando un estado alarmante de urgencia, ya que sus fuerzas libidinales empiezan a separarse de sus padres para canalizar su libido a nuevos objetos. De la misma forma, plantea que es ineludible el duelo por esos objetos libidinales del pasado, así como las relaciones tanto buenas como malas; es decir, el adolescente se encuentra en un periodo de movimiento y energía, luchando emocionalmente, donde sus sentimientos y emociones se encuentran en constante cambio y al mismo tiempo adaptándose a dichos cambios, razón por la cual, el adolescente es muy susceptible a los estilos de dependencia.
Como se ha descrito, la adolescencia es una etapa en la que se gesta y consolida la formación de la personalidad, como parte de un proceso tanto interno como externo. En este periodo, los adolescentes se dedican a conocerse y explorarse a sí mismos, lo que les permite desarrollarse personal y socialmente. Dentro de este contexto, surge el fenómeno de la “dependencia emocional”. A través de esta lucha emocional, los adolescentes aprenden a relacionarse con otras personas, distanciándose gradualmente del vínculo con sus padres para construir nuevos lazos fuera del hogar.
Lo que puede dirigir a lo planteado por De la Villa y Sirvent (2009, citado por Iruarrizaga et al., 2017), donde se afirma que los individuos dependientes tienen una autoestima baja y empobrecida, y que de la misma forma poseen un concepto propio negativo. Durante esta etapa de la adolescencia, se atraviesa por un proceso que funciona como un bombardeo emocional, donde los jóvenes pueden presentar dificultades en digerir y en reestructurar, adjuntado al pobre aprecio que pueden llegar a sentir por sus propias capacidades y por su identidad, provocando que la dependencia emocional incremente; buscando en ese otro, lo que no pueden obtener de ellos mismos.
El amor tiene un papel central en la vida de las personas, y dentro de la población juvenil este fenómeno genera un gran impacto, ya que según Freud (1979, citado por Cuetos, 2018) el adolescente se encuentra dentro de la etapa genital, donde hay un resurgimiento de los intereses sexuales y un establecimiento de relaciones maduras, siendo esto, clave en la formación y mantenimiento de la pareja. Estos resurgimientos de intereses sexuales deberían darse de forma segura, pero si hay repercusiones de la infancia y asuntos negativos relacionados con los estilos parentales, formas de crianza o establecimiento de vínculos, pueden desencadenarse un conjunto de síntomas que se manifestarán de forma negativa en la adolescencia, imposibilitando el establecimiento seguro de relaciones sexuales, interpersonales y sociales.
Por consiguiente, se pueden ver involucrados los mitos hacia el amor que puedan poseer los adolescentes en relación a la dependencia emocional, por lo que creencias erróneas como el príncipe salvador y la media naranja, siguen existiendo en las fantasías de los jóvenes y afectando el modo en que viven sus relaciones. Galicia et al. (2019), afirman que, muchas veces, las creencias y la idealización con respecto al amor, impide el desarrollo de relaciones sanas, que llevan a la aceptación, normalización y tolerancia de comportamientos que son evidentemente abusivos y ofensivos. Dicha búsqueda de aprobación o afecto por el otro lleva a las personas a soportar este tipo de situaciones y a poner sus intereses y necesidades en un segundo plano.
Entonces, habiendo mencionado la experiencia del amor en los adolescentes, ¿resultará igual de importante hablar de sexualidad cuando se habla de dependencia emocional en jóvenes? Según Carmichael et al. (1987) en el proceso del acto sexual, el cuerpo humano produce un producto neuroquímico llamado oxitocina, por el cual, según afirmaciones de Kosfeld et al. (2005) este funciona como un pegamento humano, porque crea un gran enlace emocional, aumenta la confianza en la otra persona y disminuye la capacidad de ver de forma objetiva. Los adolescentes que mantienen una vida sexual activa, independientemente si se trata de una pareja estable o de compañías pasajeras, liberan este tipo de hormonas más frecuentemente, lo que provoca que esa “ceguera” y ese apego, resulten peligrosos para el desenvolvimiento de sus relaciones amorosas, puesto que la oxitócica condiciona para enfocarse más en lo positivo y en recuerdos favorables hacia ese otro, por lo que es más fácil pasar por alto signos riesgosos dentro de una relación con esa persona.
Por lo anteriormente mencionado, puede que los jóvenes hoy en día tengan una mayor dificultad para romper con relaciones que les produzcan daño, aunque sus íntimos les adviertan de lo mismo. Pfaff (1999) manifiesta que el estrógeno puede aumentar la formación de la oxitócina, por lo que con las relaciones sexuales las mujeres la mayor parte del tiempo suelen experimentar una conexión mucho más fuerte que los hombres, y por esto, sufren más por las rupturas. Por eso, cuando una relación se termina, los jóvenes lo experimentan como lo describe Evert (2014), como un “divorcio emocional” (p.17), ya que la intensidad del vínculo, aumentada por la vivencia sexual, provoca un malestar mayor a causa de dicha ruptura del vínculo.
Por otro lado, Pfaff (1999) también aporta que entre más parejas sexuales tenga un individuo, más bajos son los niveles de oxitocina que se producen, dañando a su vez esta habilidad del ser humano de enlazar y crear un vínculo con una persona. Como anteriormente se expuso, independientemente de si el adolescente mantiene una pareja sexual estable o no, a medida que tenga más relaciones sexuales, se irá incapacitando en el futuro para entablar o desarrollar una relación formal con una persona, como, por ejemplo, si desea formalizar una relación en un matrimonio, esto indica que pueda presentar dificultades para lograrlo. En conclusión, se puede cuestionar si realmente, que los adolescentes mantengan una vida sexual activa, sin compromiso y sin una estabilidad y madurez emocional definida, está desencadenando en ellos una actitud dependiente aún mayor a que si no la mantuviera.
En una evaluación reciente del Colegio Americano de Pediatras (2016) manifestaron que las adolescentes sexualmente activas tenían una probabilidad de un porcentaje tres puntos superiores de haber sido encontradas bajo un estado de depresión y tenían tres veces más probabilidades de haber intentado suicidarse en comparación con las adolescentes que expresaban ser sexualmente inactivas. Del mismo modo, los hombres sexualmente activos tenían más del doble de probabilidades de padecer una depresión y siete veces más probabilidades de haber intentado suicidarse en comparación con los que señalaban ser sexualmente inactivos.
Asimismo, refieren que la actividad sexual entre las mujeres adolescentes con frecuencia es seguida por la depresión. Estos datos plantean la interrogante de si realmente, estos aspectos que en las últimas décadas se han estado normalizando e inclusive promoviendo, están conllevando a que los jóvenes presenten malestares relacionados a este estilo de vida que hoy en día es tan común.
Por otro lado, Cuetos (2018) incluye en la variable comparaciones con el sexo, el lugar de residencia y el rango de edad, que a través de un método de recolección cuantitativa, obtuvo resultados consistentes, detallando que los hombres presentan mayor sintomatología clínica de apego que las mujeres, que en cuanto al rango de edad son las personas de 15 a 30 años las que mayormente presentan una sintomatología de dependencia emocional en relación con otros rangos de edad, y en cuanto a las comparaciones con la zona de residencia, la investigadora encontró mayor prevalencia en adolescentes pertenecientes a zonas de residencias urbanas. Los resultados generales concluyeron que los niveles de prevalencia de la dependencia en la población de adolescentes estudiada debe tomarse en cuenta puesto que los porcentajes son preocupantes, muy similar a lo que quisieron determinar Galicia et al. (2019) demostrando que la mayor sintomatología de dependencia se encuentra en hombres más que en mujeres, y en adolescentes estudiantes de bachilleratos más que en estudiantes de una carrera universitaria, guardando estrecha relación con lo planteado por Cuetos (2018).
Mientras que Valle y Moral (2017), aportan importantes aspectos relacionales entre los estilos de apego planteados por Ainsworth y Bell (1970) en su teoría psicodinámica, estas autoras encontraron grandes consistencias entre los tipos de apego con la manifestación de la dependencia emocional, realizando una investigación cuantitativa, donde lograron encontrar que los adolescentes que presentan un estilo de apego seguro no desarrollan una dependencia emocional pero a diferencia los que presentan un estilo de apego ansioso o evitativo suelen manifestar dependencia emocional en sus relaciones; sin embargo, el estudio realizado por Iruarrizaga et al., (2017), expande la visión sobre la dependencia emocional, debido a que los resultados han mostrado que la dependencia emocional se relaciona negativamente con la autoestima y positivamente con la sintomatología ansioso-depresiva, y sería predictora de las mismas, proporcionando información adicional sobre la dependencia emocional y sus consecuencias en jóvenes.
La principal diferencia entre las investigaciones radica en el hecho de que la dependencia emocional se encuentra acompañada de otros factores que pueden ayudar a instaurar dicha dependencia o influir de alguna forma en ese fenómeno objeto de estudio para la investigación, de la misma forma que plantean Iruarrizaga et al., (2017), en sus estudios realizados a jóvenes universitarios donde estudiaron la prevalencia y relación de la dependencia emocional en relación a la autoestima y la sintomatología ansiosa y depresiva, realizando comparaciones en función del sexo y de si tenían pareja o no; los estudios demostraron grandes tasas de consistencia entre la dependencia emocional y la autoestima juntamente con la sintomatología ansiosa y depresiva, así como los instrumentos y el análisis de los mismos demostraron homocedasticidad entre la función del género y de si tenían o no pareja, prevaleciendo la sintomatología mayormente en varones y en los que tenían pareja.
A diferencia de los resultados presentados por Maguiña y Palma (2021), quienes plantearon sus investigaciones en estudiantes universitarios y encontraron que el 50% de la población presentó niveles moderados de dependencia emocional y el resto niveles bajos, nuestros resultados son preocupantes. Al igual que ellos, encontramos una correlación positiva entre los estilos de apego y las dimensiones de la dependencia emocional. Nuestros participantes universitarios establecieron un apego inadecuado y, posteriormente, presentaron sintomatología de dependencia emocional.
Todos estos antecedentes mencionados representan una relevancia para la presente investigación, puesto que muestran la diferencia en el establecimiento de la dependencia en hombres y en mujeres, cómo está altamente relacionada la baja autoestima y un estado depresivo con la dependencia, y cómo también demuestran el impacto que un apego inseguro o evitativo tiene en el desarrollo de una actitud dependiente cuando se es adulto. De modo que se pone en evidencia la diversidad de los factores, tanto internos como externos, que interfieren al momento de desarrollar dependencia, los cuales se deben identificar inmediatamente para prever que esto continúe sucediendo en la juventud de hoy en día.
Lo anteriormente planteado arroja dos aspectos importantes reflejando las relevancias investigativas de este estudio, principalmente, el humano-social, donde lo que se busca originalmente crear un cambio en el pensamiento social, puesto que al tratarse un tema tan “cotidiano” como lo pueden ser las relaciones sexuales, se cuestiona si realmente esa cotidianeidad con la que se viven las mismas, pueda ser la más adecuada, derivando estos resultados de la presente investigación.
Por otro lado, el aspecto metodológico, donde se buscó realizar la creación de un instrumento para medir de forma cuantitativa este fenómeno de la dependencia emocional. Mediante la creación de este instrumento psicométrico y metodológico, se medirán las diferentes dimensiones que constituyen a la dependencia emocional, planteadas por Castelló (2005) tomando en cuenta los aspectos anteriormente mencionados, como lo es el mantenimiento de relaciones sexuales durante el noviazgo o adolescencia, siendo adaptado a la población juvenil para obtener datos cuantitativos, que servirán como aporte para que a posteriori se pueda utilizar o readaptar y realizar nuevas investigaciones, estudios, tratamientos, abordajes e incluso nuevos planes para prevenir la presencia de la dependencia emocional en los jóvenes.
En conclusión, a raíz de toda la información anteriormente expuesta, surge la pregunta, ¿Cómo es la dependencia emocional en los adolescentes de hoy en día?, por lo que el objetivo general de la presente investigación fue determinar cómo es la dependencia emocional en adolescentes, razón por la cual, la creación del instrumento planteado constituirá un elemento fundamental para la investigación, ya que se desea obtener datos cuantitativos para proporcionar cifras que realmente expresen lo que viven los adolescentes de esta época. Finalmente, se cita lo expresado por Ramírez (2010), quien manifiesta que, el amor no es peligroso pero la dependencia emocional sí.
La investigación descrita fue llevada a cabo mediante el método cuantitativo, debido a que tuvo fundamentos basados en métodos estadísticos. Asimismo, fue realizada bajo un nivel descriptivo, con la finalidad de describir la presentación y recurrencia de la dependencia emocional en la población juvenil. Seguidamente, fue un estudio de campo, puesto que se obtuvieron los datos en situaciones reales de presentación del fenómeno de estudio y fue estudiado tal y como se presenta en la realidad. Finalmente, el estudio fue llevado a cabo mediante un diseño no experimental transeccional-descriptivo, ya que mediante esta investigación no se manipuló deliberadamente la variable de estudio, y la finalidad era conocer y describir la presentación de la dependencia emocional en un único momento en el tiempo.
Con el objetivo de llevar a cabo la investigación, la población estuvo conformada por adolescentes de ambos géneros que mantuvieran relaciones amorosas previas o se encontraran actualmente en una, aunado a esto, debían de ser jóvenes de nacionalidad venezolana en edades comprendidas entre los 15 a 20 años. El muestreo utilizado fue de tipo no probabilístico accidental, donde se escogieron los sujetos de forma causal, sin ningún juicio previo. Para el cálculo de dicha muestra, se utilizó la fórmula de poblaciones infinitas con una confiabilidad del 96% y un error muestral de 8%, obteniendo como resultado una muestra constituida por 164 sujetos.
Se empleó como instrumento de medición de la variable dependencia emocional, el instrumento denominado “Escala de dependencia emocional VALMOR”, original en idioma español y creada para el contexto juvenil venezolano, desarrollado por los autores de esta investigación. Esta prueba es de aplicación individual, consta de 28 ítems directos o positivos desarrollados con el objetivo de medir las siete dimensiones de la dependencia emocional según Castelló (2005), las cuales son: Miedo a la ruptura, miedo e intolerancia a la soledad, prioridad de la pareja, necesidad de acceso a la pareja, deseos de exclusividad, subordinación y sumisión, y deseos de control y dominio. Los ítems 2,13,21 y 27 miden la dimensión denominada miedo a la ruptura, los ítems 3,14,20 y 28 miden la dimensión miedo e intolerancia a la soledad; los ítems 1,11,18 y 25 miden la dimensión prioridad de la pareja; los ítems 5,7,16 y 22 miden la dimensión necesidad de acceso a la pareja; los ítems 4,9,17 y 26 miden la dimensión deseos de exclusividad, los ítems 6,10,15 y 24 miden la dimensión subordinación y sumisión, finalmente, la dimensión deseos de control y dominio es medida por los ítems 8,12,19 y 23.
Los ítems son de tipo politómicos y están estructurados bajo un formato de tipo Likert, con cuatro opciones de respuestas: Totalmente de acuerdo (4), Ligeramente de acuerdo (3), Ligeramente en desacuerdo (2) y Totalmente en desacuerdo (1). Se aplicó a personas desde los 15 hasta los 20 años, en un tiempo aproximado de 10 minutos de forma digital.
En cuanto a los criterios de corrección e interpretación se obtiene una puntuación total producto de una sumatoria de los ítems del 1 al 28, siendo el resultado máximo de 112 y el resultado mínimo de 28, la prueba consta de siete dimensiones, permitiendo una interpretación de la escala general y una interpretación de las subescalas constituidas por cada una de las siete dimensiones del instrumento, además, cada dimensión consta de cuatros ítems directos. Se debe proceder a realizar la sumatoria directa de los ítems pertenecientes a cada dimensión, por lo que estadísticamente tanto para la escala general como para las dimensiones que componen la escala, se encontrará que a mayor puntaje, habrá mayor grado de dependencia en el sujeto. La interpretación se analiza y realiza en función del baremo de interpretación del Cuadro 1.
Cuadro 1
Baremo de interpretación de la escala de dependencia emocional VALMOR
Escala general y subescalas (28 ítems) | ||
Niveles | Intervalo de la escala general | Intervalo de las subescalas |
Alto | 84,1-112 | 12,1-16 |
Medio | 56,1-84 | 7,1-12 |
Bajo | 28-56 | 4-7 |
Seguidamente, para conseguir la validez de la “Escala de dependencia emocional VALMOR” se empleó el método basado en la validación de contenido por jueces expertos, donde se plantearon los criterios de corrección. Los expertos que participaron en la validación del instrumento fueron cinco especialistas en diversas áreas de la psicología y se basaron en tres criterios para la validación. En primer lugar, la pertinencia; los expertos evaluaron si los ítems medían la dimensión correspondiente. En segundo lugar, la redacción; si los ítems se encontraban redactados de forma adecuada y sin errores. Finalmente, la ubicación; evaluando si el ítem se encontraba conveniente en el lugar colocado dentro de la escala. Entre las sugerencias generales de los jueces expertos sobre la validación del instrumento se encuentran recomendaciones en base a la redacción de ciertos ítems que fueron modificados en función de las sugerencias emitidas por los jueces y una recomendación de pertenencia del ítem veinte de la escala, el cual fue eliminado y sustituido por otro en función de la recomendación de los jueces expertos participantes en el proceso de validación del instrumento.
Por otro lado, en función de la obtención de los niveles de confiabilidad del instrumento, fueron obtenidos mediante el método de consistencia interna a través del Alfa de Cronbach, luego de la aplicación de la prueba piloto del instrumento aplicada a sesenta sujetos, con una confiabilidad de 0,908, que según los mecanismos de interpretación se ubica al instrumento dentro de un índice de confiabilidad muy satisfactorio.
Seguidamente, se utilizó el método de Partición por mitades, dividiendo la prueba en dos, obteniendo dos grupos de ítems, la parte uno denominada 14a agrupa los primeros catorce ítems con un alfa de Cronbach de 0.782 y la segunda parte denominada 14b agrupa los segundos catorce ítems con un alfa de Cronbach de 0.866. Luego, según los resultados que se procedió a calcular el coeficiente de correlación de la partición por mitades, siendo este calculado a través de la fórmula Spearman-Brown, obteniendo un coeficiente de correlación del instrumento de 0.918, siendo este coeficiente interpretado como una correlación alta.
En primer lugar, se obtuvieron los estadísticos descriptivos de manera que la Tabla 1 expresa los resultados de la variable dependencia emocional y sus dimensiones analizadas como un constructo multidimensional; producto de la medición de la variable se registró un nivel medio para la escala global de dependencia emocional en la muestra estudiada, que según Castelló (2005), implica un vínculo afectivo basado en un regular autoconcepto, poca tolerancia a la soledad, poca tendencia a establecer relaciones equilibradas de pareja, existiendo dificultades moderadas en la funcionalidad de las tres áreas importantes que constituyen la dependencia emocional: cognitiva, afectiva y conductual, resultados que guardan concordancia con lo expresado por Cuetos (2018) donde se expresa con claridad la aparición de sintomatología clínica en las investigaciones realizadas con adolescentes, indicando que los niveles medios-altos son propios de esta etapa, debido a que estos comportamientos dependientes influyen considerablemente en la forma que estos se relacionan, quedando demostrada su aparición por diversos estudios en la etapa juvenil (López., 2011; Massa et al., 2011; Pradas y Perles, 2012).
Tabla 1
Estadísticos descriptivos para dependencia emocional
Variable | N | Mín. | Máx. | X̄ | S |
Miedo a la ruptura | 164 | 4,00 | 16,00 | 9,84 | 2,85 |
Miedo e intolerancia a la soledad | 164 | 4,00 | 16,00 | 6,95 | 2,80 |
Prioridad de la pareja | 164 | 4,00 | 16,00 | 8,43 | 2,84 |
Necesidad de acceso a la pareja | 164 | 4,00 | 16,00 | 10,23 | 2,93 |
Deseos de exclusividad | 164 | 4,00 | 15,00 | 7,34 | 2,58 |
Subordinación y sumisión | 164 | 4,00 | 16,00 | 6,24 | 2,63 |
Deseos de control y dominio | 164 | 4,00 | 16,00 | 8,25 | 2,45 |
Dependencia emocional | 164 | 30,00 | 109,00 | 57,30 | 15,18 |
Lo anterior se registra por el hecho de que en la adolescencia empiezan a aparecer los primeros amores y relaciones románticas, que suelen ser ansiosas y egocéntricas dado que es una etapa vital donde los vínculos de apego se debilitan sufriendo transformaciones, por lo que estos vínculos son transferidos a las parejas, provocando que las relaciones románticas que se inician en esta etapa se puedan convertir en relaciones de dependencia que puedan ser disfuncionales.
Es importante mencionar que estos niveles son esperados, tal como lo plantea Castelló (2005), los adolescentes tienen inclinación a manifestar niveles medios o altos de dependencia emocional dado que sus interacciones sociales y relaciones amorosas son inmaduras, temporales y superficiales, razón por la cual a medida que crecen y evolucionan sus sistemas cognitivos, conductuales y afectivos interpretan las relaciones sociales desde un punto de vista distinto, buscando satisfacer necesidades de apoyo emocional, estabilidad y seguridad en la pareja y estos niveles se van acrecentando hasta llegar a altos rangos de dependencia, producto de la interacción con personas y relaciones amorosas.
Seguidamente, se analizaron los resultados para cada dimensión del instrumento. En la subescala de miedo e intolerancia a la soledad se registró un nivel bajo de presentación, implicando que hay ausencia de sentimientos desagradables experimentados ante la ausencia momentánea o definitiva de la pareja y en cuanto a la dimensión relacionada a la subordinación y sumisión, se registra de la misma forma un nivel bajo de presentación, indicando que hay una baja recurrencia de cogniciones e intereses de la pareja, en compañía de sentimientos de inferioridad, autodesprecio, poca búsqueda activa de atención y afecto para captar el control de la relación de pareja (Castelló, 2005). Estos resultados difieren de los presentados por Iruarrizaga et al., (2014) donde el miedo e intolerancia a la soledad es el factor común de sus resultados, ya que esta dimensión indica las acciones que lleva a cabo la persona dependiente para no estar sola ya que necesita sentirse querida, siendo esta su motivación para relacionarse sentimentalmente.
La diferencia de resultados puede ser debida a que la mayoría de la población estudiada en esta investigación eran adolescentes que carecen de una experiencia amorosa, es decir, adolescentes que en su mayoría no han tenido pareja, y tal como lo expresa Cuetos (2018), los resultados bajos en la dimensión de miedo e intolerancia a la soledad pueden ser explicados por la falta de vinculación amorosa, produciendo carencia de vínculos y nula necesidad de dependencia ante un ente amoroso que no existe o del cual se carece, donde al no existir entonces esa personalidad amorosa, se remite la imposibilidad de que el individuo realice acciones para anclarse a dicha pareja, puesto que no existe, debilitando la aparición de los síntomas de la dimensión relacionada.
En el mismo orden de ideas, para la dimensión relacionada con el miedo experimentado ante la ruptura de la relación con la pareja se registraron niveles medios de implicaciones relacionadas con un temor regular que se experimenta ante la idea de disolución de la relación, adoptando conductas para mantenerla, mientras que en cuanto a la prioridad que se le otorga a la pareja se registró una mediana tasa de presentación en la muestra estudiada, indicando que hay una tendencia moderada a mantener en primer lugar a la pareja sobre cualquier otro aspecto o personas, por consiguiente, en lo relacionado a la necesidad de acceso a la pareja se obtuvieron puntuaciones medias de presentación, indicando que hay deseos regulares de tener presente a la pareja en todo momento, ya sea físicamente o mediante pensamientos (Cuetos, 2018).
Estos resultados confirman lo expresado por Pfaff (1999), quien manifiesta que los adolescentes, una vez que inician contacto romántico producto de las liberaciones hormonales, establecen un vínculo disfuncional en el cual se les dificulta romper una relación y a la vez generan lazos de apego con la pareja producto de la experimentación amorosa, física y sexual, provocando sentimientos como imposibilidad para disolver la relación y colocar a la pareja y a la relación en primer instancia ante que a sus propias necesidades, estas razones explican estos resultados, ya que los adolescentes, una vez que inician la experimentación amorosa y sexual, experimentan cambios y procesos hormonales y fisiológicos que los atan de forma adictiva a las relaciones que establecen.
Finalmente, en cuanto a lo relacionado con la subescala deseos de exclusividad se registraron niveles medios, estos rangos manifiestan tendencias moderadas a enfocarse en la pareja y aislarse paulatinamente del entorno. De la misma manera, en cuanto a los niveles de la escala de deseos de control y dominio, manifiestan conductas moderadas de control ante las relaciones sociales y amorosas llevadas a cabo por la persona dependiente (Castelló, 2005). Dichos resultados expresan con claridad que una vez que los adolescentes establecen estos lazos de apego, surgen síntomas clínicos de una vinculación tóxica, donde la sintomatología dependiente produce comportamientos en los cuales la persona siente y experimenta que la persona le pertenece de forma exclusiva.
Tabla 2
Comparaciones de la dependencia emocional por edad de los adolescentes
X̄ por Grupo | H de Kruskal Wallis | |||||||
Variable de prueba | 15 años (N=46) | 16 años (N=18) | 17 años (N=39) | 18 años (N=35) | 19 años (N=10) | 20 años (N=16) | X2 | Sig. |
Miedo a la ruptura | 9,87 | 9,67 | 9,38 | 9,49 | 11,40 | 10,88 | 5,878 | 0,318 |
Miedo e intolerancia a la soledad | 6,98 | 8,056 | 6,49 | 6,31 | 7,60 | 7,75 | 6,386 | 0,270 |
Prioridad de la pareja | 8,11 | 8,78 | 7,85 | 8,46 | 10,10 | 9,31 | 8,390 | 0,136 |
Necesidad de acceso a la pareja | 10,37 | 10,72 | 9,67 | 9,86 | 11,10 | 11,00 | 4,849 | 0,435 |
Deseos de exclusividad | 7,37 | 7,39 | 7,10 | 7,17 | 7,90 | 7,88 | 0,995 | 0,963 |
Subordinación y sumisión | 6,35 | 6,67 | 5,51 | 6,14 | 8,00 | 6,38 | 5,774 | 0,329 |
Deseos de control y dominio | 8,48 | 8,44 | 7,92 | 7,83 | 9,60 | 8,25 | 3,733 | 0,588 |
Dependencia emocional | 57,52 | 59,72 | 53,92 | 55,26 | 65,70 | 61,44 | 5,894 | 0,317 |
Nota: X2 chi cuadrado. |
En cuanto a la comparación de los grupos por edad, los resultados no muestran diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de edades estudiados (Ver tabla 2), los niveles medios de dependencia registrados en este estudio, se mantienen estables en los grupos de edad estudiados. En consecuencia, es importante saber que las respuestas a la dependencia emocional suele ser mayor en adolescentes que en personas adultas, como afirma Galicia et al. (2019) donde se realizó un estudio comparando los niveles de dependencia en adolescentes y adultos, obteniendo como resultado que los más jóvenes presentaban una respuesta mayor de dependencia; resultados que también coinciden con los de Lemos y Londoño (2006), quienes encontraron diferencias entre adolescentes y adultos jóvenes reportando puntuaciones más altas en los adolescentes.
Siguiendo este orden de ideas, Erickson (1971, citado por Zacarés et al., 2009) explica que la adolescencia es una etapa de elevada vulnerabilidad psicológica, en la cual se vivencia una sensación de identificación interna en forma de “secuencia entre lo que ha ocurrido a lo largo de la infancia y lo que puede ocurrir en el futuro; entre lo que el adolescente piensa que es y lo que percibe que los demás ven en él y esperan de él” (p.71). Por lo que esta susceptibilidad es propia de la etapa, en la cual van construyendo su identidad y descubriendo quiénes quieren ser, explorando y madurando en aspectos internos de la personalidad y en su interacción social; en el momento de iniciar relaciones amorosas estas actitudes dependientes pueden resultar más comunes.
Tabla 3
Comparaciones de la dependencia emocional por género de los adolescentes
X̄ por Grupo | U de Mann Whitney | |||
Variable de prueba | Femenino (N=122) | Masculino (N=18) | U | Sig. |
Miedo a la ruptura | 9,89 | 9,71 | 2512,500 | 0,851 |
Miedo e intolerancia a la soledad | 6,89 | 7,12 | 2330,000 | 0,377 |
Prioridad de la pareja | 8,19 | 9,14 | 1977,500 | 0,027* |
Necesidad de acceso a la pareja | 10,11 | 10,59 | 2333,000 | 0,385 |
Deseos de exclusividad | 7,15 | 7,93 | 1976,500 | 0,026* |
Subordinación y sumisión | 5,92 | 7,19 | 1643,000 | 0,000** |
Deseos de control y dominio | 8,15 | 8,55 | 2224,500 | 0,200 |
Dependencia emocional | 56,30 | 60,23 | 2035,500 | 0,047* |
Nota: *significativo a nivel p˂0,05. ** significativo a nivel p˂0,01 |
Así mismo, al comparar por género, los resultados muestran diferencias significativas en el nivel de dependencia emocional entre el género masculino y femenino (Ver tabla 3), se consiguieron diferencias notables en el nivel de dependencia general indicando mayores implicaciones en hombres que en mujeres, lo que resulta quizás extraño puesto que, en el conocimiento popular, las mujeres conectan más con sus emociones o su mundo interno y como poseen una tendencia mayor al emotivismo, se suele pensar que en las mujeres es más común ser dependientes a la pareja; sin embargo, los resultados indican lo opuesto y coinciden con lo concluido por Cuetos (2018), donde se expresa la verdad y tendencia de mayores síntomas clínicos de la dependencia en el género masculino. En las escalas de prioridad de la pareja y deseos de exclusividad y mayormente en la escala de subordinación y sumisión, se observan implicaciones mayores en hombres que en mujeres, las cuales según Caycedo (2007, citado por Massa et al., 2011), las mujeres presentan más cuidado al momento de involucrarse íntimamente con una persona, por el impacto psicológico y emocional que un fracaso amoroso tiene en ellas, a diferencia de los hombres, que desde edades tempranas están sometidos a una presión social en la que entablar relaciones amorosas o hacer conquistas, es prácticamente un deber.
El machismo como movimiento cultural, en la sociedad venezolana ha traído consigo ideas que pueden estar influyendo en la concepción y estereotipo del hombre; como el “macho alfa”, proveedor y quien debe de tener una pareja consigo o haber formado una familia para merecer un reconocimiento. En congruencia a lo expresado por Melgar (2009) “Un hombre que no consigue mantener a su familia, dándole seguridad y estabilidad económica se le considera como mediocre y hasta fracasado” (p.87), lo que puede estar relacionado al pensamiento de que mientras más parejas se tengan se es más hombre o que para ser alguien, debo tener una pareja. Lo que a su vez mantiene coherencia con lo reflejado en los resultados de subordinación y sumisión, ya que siendo influenciado por los modelos culturales a los cuales el hombre está expuesto como el de buscar y/o lograr la conquista, elogiar y mantener el centro de atención de la pareja, se modificará la conducta para cumplir con dichas exigencias sociales (Lemos y Londoño, 2006), desde tratar de hacer todo lo que la pareja demande, hasta controlarla y exigir que permanezca la mayor parte del tiempo con ella.
Al respecto, Sirvent (2000) señala que la dependencia emocional en hombres se ve reflejada en una mayor agresividad y menosprecio en sus relaciones de pareja, comportamientos ligados a los estereotipos de género, mientras que en las mujeres afectadas se ha encontrado que tienen puntuaciones mayores en sintomatología obsesivo-compulsiva y ansioso-depresiva, sensibilidad interpersonal, hostilidad, ideación paranoide y psicoticismo, así como menor autoestima y mayor riesgo de sufrir depresión mayor según un estudio realizado en España por González et al. (2018).
Tabla 4
Comparaciones de la dependencia emocional por nivel de instrucción de los adolescentes
X̄ por Grupo | U de Mann Whitney | |||
Variable de prueba | Bachiller (N=93) | Estudiante de pregrado (N=71) | U | Sig. |
Miedo a la ruptura | 9,54 | 10,24 | 2912,000 | 0,193 |
Miedo e intolerancia a la soledad | 7,00 | 6,89 | 3280,500 | 0,944 |
Prioridad de la pareja | 8,35 | 8,54 | 3170,500 | 0,662 |
Necesidad de acceso a la pareja | 10,26 | 10,21 | 3212,000 | 0,765 |
Deseos de exclusividad | 7,24 | 7,49 | 3133,000 | 0,573 |
Subordinación y sumisión | 6,17 | 6,34 | 3256,500 | 0,878 |
Deseos de control y dominio | 8,24 | 8,27 | 3293,000 | 0,977 |
Dependencia emocional | 56,80 | 57,98 | 3152,000 | 0,620 |
En cuanto a las comparaciones respecto al nivel de educación presentado por la muestra estudiada, no se registraron diferencias significativas en los grupos; aunque se considera que la dependencia emocional pudiera estabilizarse a lo largo del desarrollo, se ha señalado que con el incremento de la edad y del nivel educativo se pueden presenciar conductas con mayor intensidad que podrían registrarse como “aprobadas socialmente”, según Lemos y Londoño (2006). De tal manera que la dependencia emocional expresada esté menos presente en individuos con más edad y mayores avances educativos, hecho que discrepa con los datos obtenidos en esta investigación, pues se observó una presencia media de niveles de dependencia en ambos grupos educativos, tanto a nivel preuniversitario como universitario propiamente dicho.
Los resultados obtenidos por Lemos y Londoño (2006) expresan que la población preuniversitaria es más susceptible de presentar aspectos de dependencia emocional en sus relaciones de pareja, sin embargo, los datos de esta investigación discrepan con los de dichos autores. Diferentes a su vez a los resultados de Valle y Moral (2017) quienes, con otro instrumento, encontraron mayor dependencia emocional en el alumnado universitario que en el preuniversitario. No obstante, es considerable saber que el nivel educativo es considerado por teóricos de la dependencia emocional como un factor protector para la presencia de la dependencia emocional, sabiendo que a mayor nivel educativo disminuye la probabilidad de esta, sin embargo, estos resultados teóricos no coinciden con los obtenidos en esta investigación, puesto que ambos grupos educativos manejan los mismos niveles de dependencia.
En este caso, la investigación determina la posibilidad de que el factor escolar o el nivel educativo puede ser un factor protector influyente en la aparición de síntomas de dependencia emocional, sin embargo, dado las limitaciones de la población estudiada, no es permisible hacer comparaciones con otros niveles del desarrollo humano a excepción única de la etapa adolescente debido a que es el centro de estudio de esta investigación, razón por la cual tampoco es posible realizar comparaciones con niveles educativos mayores, como universitario, profesional con postgrado, sino únicamente el nivel preuniversitario y universitario propiamente dicho. Sin embargo, existen investigaciones como la de Vargas et al. (2019) quienes concluyeron que el nivel educativo puede ser un factor protector en poblaciones vulnerables, debido a que a medida que la persona adquiere conocimientos generalizados adquiere una visión mucho más amplia de los fenómenos que ocurren en su vida, sin embargo, en la presente investigación se estudiaron en su mayoría personas en etapa preuniversitaria lo que podría dificultar su comparación debido a la ausencia de estadios mayores del nivel educativo y del desarrollo humano.
En consecuencia, es posible que la dinámica familiar ejerza mayor influencia en el nivel educativo y al mismo tiempo en los niveles presentados de dependencia, puesto que la formación y la educación que la familia otorga también es considerado como un factor a tomar en cuenta; razón por la cual dependiendo de la dinámica familiar que mantengan los jóvenes influirá considerablemente en sus niveles de dependencia más que el nivel de educación actual.
Tabla 5
Comparaciones de la dependencia emocional por tenencia de pareja en los adolescentes
X̄ por Grupo | U de Mann Whitney | |||
Variable de prueba | Si (N=65) | No (N=99) | U | Sig. |
Miedo a la ruptura | 10,35 | 9,51 | 2694,000 | 0,077 |
Miedo e intolerancia a la soledad | 7,40 | 6,66 | 2847,500 | 0,208 |
Prioridad de la pareja | 8,66 | 8,28 | 3032,000 | 0,530 |
Necesidad de acceso a la pareja | 11,29 | 9,55 | 2159,500 | 0,000** |
Deseos de exclusividad | 7,74 | 7,09 | 2790,000 | 0,147 |
Subordinación y sumisión | 6,25 | 6,24 | 3164,000 | 0,853 |
Deseos de control y dominio | 8,43 | 8,13 | 3039,500 | 0,546 |
Dependencia emocional | 60,12 | 55,45 | 2737,000 | 0,106 |
Nota: ** significativo a nivel p˂0,01 |
Se observó en los resultados que existe una mayor población que no tiene pareja actualmente. A pesar de esto, se visualizan resultados de dependencia mayores en la población que afirma tener actualmente una pareja a la que afirma no tener; y aunque los resultados de dependencia no sean estadísticamente significativos, puesto que ambos grupos manejan niveles medios generales de dependencia emocional, la diferencia descriptiva es notoria, debido a que existe mayor dependencia en todas sus dimensiones; siendo la más significativa discrepancia en la dimensión de necesidad de acceso a la pareja, donde es mayor; por lo tanto es innegable el hecho de que la presencia de una pareja juega un papel fundamental en la instauración de una dependencia emocional, siendo esta relación el centro de producción de experiencias, fracasos, limitaciones, fortalezas y un conjunto de acciones positivas y negativas que interfieren con el adecuado funcionamiento de las relaciones.
En este caso, la dimensión de necesidad de acceso a la pareja es la que se encuentra con mayores diferencias estadísticas, en la cual Castelló (2005) la describe como un “hambre”, una necesidad insaciable que se asemeja a las adicciones de los consumidores. Como afirma Salas (2014) al inicio las conductas de adicción son regidas por aversiones positivas, pero cuando dichas aversiones se incrementan requieren de mayor cantidad de tiempo para que cambie este comportamiento y terminen creando un estado de necesidad que debe ser satisfecho. Por lo que este nivel de dependencia se hace más presente en las personas que tienen una pareja que en las que no, puesto que es más fácil desarrollar esta búsqueda de acceso constante por la pareja cuando se tiene una a cuando hay ausencia de la misma.
Seguidamente, Willi (2002) señala que las parejas juveniles son parejas narcisistas, en las que ser único para el otro es un aspecto sumamente importante, razón que explica los resultados. Tal como se ha mencionado previamente, las relaciones interpersonales y amorosas constituyen un aspecto que otorga identidad y personalidad a los jóvenes, de tal manera que tener una pareja sería un elemento de identidad en una etapa vital de gran incertidumbre, lo que podría explicar una mayor necesidad de evitar estar solo en el caso de los participantes sin pareja.
Tabla 6
Comparaciones por tener relaciones sexuales anteriormente
X̄ por Grupo | U de Mann Whitney | |||
Variable de prueba | Si (N=61) | No (N=103) | U | Sig. |
Miedo a la ruptura | 10,02 | 9,74 | 3097,500 | 0,879 |
Miedo e intolerancia a la soledad | 7,23 | 6,79 | 2949,500 | 0,508 |
Prioridad de la pareja | 9,25 | 7,95 | 2311,500 | 0,004** |
Necesidad de acceso a la pareja | 10,43 | 10,13 | 2966,500 | 0,549 |
Deseos de exclusividad | 7,70 | 7,14 | 2940,500 | 0,490 |
Subordinación y sumisión | 6,61 | 6,03 | 2680,500 | 0,106 |
Deseos de control y dominio | 8,62 | 8,03 | 2757,500 | 0,187 |
Dependencia emocional | 59,86 | 55,81 | 2779,000 | 0,217 |
Nota: ** significativo a nivel p˂0,01 |
Dentro de los resultados (Véase Tabla 6), no se observan diferencias estadísticamente significativas en cuanto a la escala general de la variable dependencia emocional en lo relacionado a las experiencias sexuales previas; lo cual, aunque no representa una diferencia notoria, sí expresa un grado mayor de dependencia en los que afirman haberse iniciado en la vida sexual. Es decir, aunque la población que afirma no haberse iniciado sexualmente es mayor, los participantes que expresan ya haberse iniciado presentan una media mayor de dependencia. Confirmándose en cierto grado, que hay más probabilidades de desarrollar una dependencia emocional cuando ya se ha vinculado sexualmente hacia otra persona; incluso en el pasado de esta, ya que relacionarse sexualmente o establecer un vínculo de intimidad sexual con otro, une afectiva, psicológica e incluso bioquímicamente a las personas.
Se observó los resultados significativos en la dimensión de la prioridad de la pareja, en la cual Castelló (2005) afirma que en ella el individuo dependiente tiende a centralizar al otro en su vida, repetir sus frases, adquirir sus pensamientos u opiniones, etc.; en pocas palabras, idealizar a la persona. Entonces, habiéndose unido ya en la intimidad sexual, puede haber una tendencia mayor en idealizar a la pareja más que cuando no se han tenido relaciones sexuales previamente.
Tabla 7
Comparaciones por vida sexualmente activa
X̄ por Grupo | U de Mann Whitney | |||
Variable de prueba | Si (N=39) | No (N=125) | U | Sig. |
Miedo a la ruptura | 10,51 | 9,63 | 2112,500 | 0,206 |
Miedo e intolerancia a la soledad | 7,51 | 6,78 | 2109,000 | 0,199 |
Prioridad de la pareja | 9,62 | 8,06 | 1721,000 | 0,005** |
Necesidad de acceso a la pareja | 10,92 | 10,02 | 2040,000 | 0,122 |
Deseos de exclusividad | 8,49 | 6,99 | 1770,500 | 0,009** |
Subordinación y sumisión | 6,59 | 6,14 | 2084,000 | 0,160 |
Deseos de control y dominio | 9,00 | 8,02 | 2001,500 | 0,089 |
Dependencia emocional | 62,64 | 55,64 | 1881,500 | 0,032* |
Nota: * significativo a nivel p˂0,05 ** significativo a nivel p˂0,01 |
Dentro de los resultados presentados en la Tabla 7, se puede visualizar que la diferencia de la población que afirma no ser sexualmente activa en el presente es mayor a la que expresa serlo actualmente; observándose de mismo modo que la media de dependencia emocional es mayor en los adolescentes que mantienen relaciones sexuales en el presente a los que no. Lo que aunque no implica un resultado alarmante, sí implica una diferencia, puesto que en el presente estudio, se buscaba confirmar si la presencia de relaciones sexuales son un factor influyente en el desarrollo de una dependencia emocional hacia la pareja y dichos resultados muestran que la población que afirma tener relaciones sexuales en la actualidad, sí presenta índices de dependencia emocional mayores en la escala general y encontrándose aún más significativo en las dimensiones de prioridad de la pareja y deseos de exclusividad.
En este caso, la dimensión de exclusividad de la pareja puede hacer referencia a esa búsqueda de seguridad, protección y satisfacción de necesidades que se obtiene cuando se está con el otro, mientras que en el caso de los deseos de exclusividad, refiere que el individuo se aísla de su entorno por estar con la persona a la cual es dependiente. A su vez, Cuetos (2018) afirma que en esta dimensión están muy relacionados los estilos de apego ansiosos y que estos deseos de exclusividad también reflejan esta búsqueda constante de protección y satisfacción de necesidades. Estos resultados manifiestan entonces, que cuando se lleva una vida sexualmente activa hay una mayor probabilidad de que se idealice a la pareja, como también que se dé la pérdida de contacto con otros por querer exhaustivamente permanecer junto al otro.
Los resultados confirman lo expresado por Pfaff (1999) quien describe que los adolescentes, una vez que se han vinculado sexualmente a otra persona, tienen mayores dificultades para romper sus relaciones; razón por la cual establecen conexiones mucho más fuertes que personas que no han intimado sexualmente, como consecuencia de la intensidad del vínculo generada de las liberaciones y procesos hormonales aumentados por la intimidad sexual. Los resultados pueden ofrecer una nueva mirada sobre la sexualidad, puesto que así como Silva (2018) afirma, “Una sexualidad bien vivida es fuente de plenitud y felicidad. Pero una sexualidad mal vivida es fuente de heridas y dolor.” (p.57)
En esta investigación se registraron resultados que permiten concluir que los adolescentes que participaron en este estudio presentaron niveles medios de dependencia emocional en la dimensión general, presentando variaciones en los distintos niveles registrados en las siete dimensiones, indicando niveles medios en dimensiones como: miedo a la ruptura, prioridad de la pareja, necesidad de acceso a la pareja, deseos de exclusividad, deseos de control y dominio, esto implica que los adolescentes manifiestan tendencias moderadas a enfocarse en la pareja y aislarse paulatinamente del entorno, tendencias moderadas de ejercicio de control ante las relaciones sociales y amorosas, temor regular que se experimenta ante la idea de disolución de la relación, adoptando conductas para mantener la relación, tendencia moderada a mantener en primer lugar de importancia a la pareja sobre cualquier otro aspecto y deseos regulares de tener presente a la pareja en todo momento,
Consecuentemente, se presentaron niveles bajos de presentación de la variable en dimensiones como: miedo e intolerancia a la soledad, subordinación y sumisión, los que permiten determinar que en los adolescentes hay poca presencia de comportamientos tales como sentimientos desagradables ante la ausencia de la pareja y del mismo modo, de inferioridad y menosprecio por la necesidad de agrado y afecto del otro.
Referente a las comparaciones de los niveles de presentación de la variable, principalmente se concluye que no existen diferencias significativas según los grupos de edad seleccionados, lo que quiere decir que los niveles de dependencia son uniformes a lo largo de la adolescencia, indicando niveles medios en la escala general de dependencia en adolescentes de 15 a 20 años de edad. En cuanto al género, se encontraron diferencias significativas tanto en la escala general como en las dimensiones de: prioridad de la pareja, deseos de exclusividad, subordinación y sumisión, indicando que los hombres tienen mayores niveles de dependencia que las mujeres, lo que permite concluir que los hombres, como consecuencia de los modelos culturales, sociales y familiares actuales, pueden generar mayores lazos de dependencia en sus relaciones.
Mientras que, en lo referente al nivel de instrucción, esta investigación determina que no existen diferencias estadísticamente significativas en cuanto al mismo, indicando que el nivel de escolaridad no es un factor determinante ni protector en la presentación o establecimiento de lazos dependientes. Por otro lado, en cuanto a lo relacionado con el tener una pareja como un factor determinante en el establecimiento de síntomas de dependencia, los resultados concluyen que no existen diferencias estadísticamente significativas en la dependencia en general; sin embargo, sí existen diferencias significativas en la necesidad de acceso a la pareja presentándose mayores niveles de esta dimensión en personas que mantienen una pareja actualmente; lo que permite inferir que la presencia de una pareja puede exponer al individuo al riesgo de desarrollar una actitud dependiente.
Finalmente, en relación al haber experimentado sexualmente en el pasado se encuentran diferencias estadísticamente significativas en la dimensión de prioridad de acceso a la pareja, indicando que, en efecto, las relaciones sexuales juegan un rol de enlace con la pareja en la adolescencia, siendo uno de los factores mayormente determinantes en la instauración de una dependencia. Siendo esto similar a las comparaciones realizadas por vidas sexualmente activas, donde se consiguieron indicadores que demuestran diferencias en la escala general de dependencia y en las dimensiones de prioridad de la pareja y deseos de exclusividad, confirmando que las relaciones sexuales pueden contribuir en el establecimiento de lazos dependientes.
En función a lo anteriormente expuesto, se da respuesta al objetivo general y a los objetivos específicos de la presente investigación, demostrando como resultado la presencia directa de síntomas dependientes en la etapa juvenil, confirmando y demostrando además que el haberse iniciado sexualmente y el tener una vida sexualmente activa son factores determinantes en la vida del adolescente contribuyendo a que estos desarrollen relaciones basadas en dependencia emocional, producto de la profunda intimidad y vinculación afectiva que se crea durante el acto sexual.
Esta investigación acerca de la dependencia emocional, ha arrojado resultados que ofrecen información pertinente en cuanto al desarrollo de las relaciones actuales llevadas a cabo por los adolescentes, sabiendo que la dependencia emocional es un fenómeno que causa problemas significativos en las áreas funcionales de la vida y mayormente del área interpersonal, imposibilitando la capacidad de autonomía e independencia del adolescente, razón por la cual estos resultados acercan a la meta de contar con los conocimientos científicos necesarios para trabajar en las deficiencias de las relaciones interpersonales como consecuencia del establecimiento de la dependencia emocional que se presentan en los adolescentes que viven y se desarrollan en Venezuela.
Este estudio también constituye un esfuerzo por ampliar y aportar nueva información sobre el fenómeno, tomando en cuenta la realidad y contexto venezolano, conociendo ya el deterioro y limitaciones de importancia en cuanto a los modelos culturales, sociales, familiares, de educación y en cuanto al desarrollo del país en general, lo que indudablemente afecta y dificulta el establecer y desarrollar relaciones adecuadamente. A su vez, aporta nueva información que difiere de investigaciones realizadas en países como España y México donde se afirma que la dependencia emocional es mayor en mujeres que en hombres y que el nivel de instrucción es un factor protector que evita el establecimiento de la dependencia emocional.
Por otro lado, se destaca entre las limitaciones presentes en esta investigación lo referente al tamaño de la muestra, donde se dispuso de una muestra de 164 participantes y se tomó en cuenta la participación de personas de ambos géneros, diferentes edades, nivel de escolaridad, etc. Sin embargo, existe un grupo que puede no estar completamente representado ya que existen pocos participantes que tienen pareja (65) en relación con los que no tienen (99), de la misma manera, en cuanto a la vida sexualmente activa se tienen menos participantes (39) a los que sí la tienen. En el mismo orden de ideas, otra de las limitaciones que podrían señalarse es la deseabilidad social, conocida como la búsqueda de aceptación y aprobación social que se obtiene a través realizar conductas culturalmente apropiadas, que en ocasiones está muy incrementada en estos rangos de edad, pudiendo haber interferido con los resultados del estudio.
Por otro lado, en cuanto a las líneas futuras de investigación, resulta necesario ampliar la muestra y realizar comparaciones de resultados en la etapa adolescente con la etapa adulta temprana y media, para de esta forma verificar la evolución del fenómeno y cómo progresa desde la adolescencia hasta la adultez y determinar qué otros factores influyen o si, por ejemplo, también el mantenimiento de relaciones sexuales es un factor influyente en su desarrollo. De la misma manera, se recomienda a futuros investigadores ampliar las zonas y comunidades del estudio dentro del país o incluso fuera del mencionado que permitan extraer conclusiones más generales y observar si podrían existir diferencias lo suficientemente significativas.
Finalmente, se recomienda realizar futuras investigaciones basadas en un enfoque de investigación mixto donde se pueda aplicar un instrumento cuantitativo y a la vez complementar con entrevistas para indagar sobre la experiencia subjetiva de los adolescentes en cuanto al establecimiento y desarrollo de sus relaciones.
De esta manera, estos resultados contribuirán con los antiguos conocimientos para establecer mejores estrategias de prevención y mediante el aporte de nuevos datos científicos el permitir desarrollar planes de tratamiento que puedan reducir los signos y síntomas del fenómeno en la población juvenil, como también crear un cambio en el pensamiento común, introduciendo el cuestionamiento de mejores estilos de relaciones o diferentes alternativas de vivir la sexualidad en los noviazgos; ya que se conoce que el establecer y desarrollar relaciones interpersonales adecuadamente contribuirá a lograr resultados óptimos tanto para la salud mental como para la vida en general, con menos heridas y más libertad.
Ainsworth, M. y Bell, S. (1970). Attachment and exploratory behavior of one-year olds in a strange situation [Apego y comportamiento exploratorio de niños de un año en una situación extraña]. Child Development, 41 (1), 49-67.
Alalú, D. (2016). Dependencia emocional según la teoría de Jorge Castello. Un estudio de caso. (Tesis de pregrado, Universidad de Lima). Lima, Perú. https://repositorio.ulima.edu.pe/bitstream/handle/20.500.12724/1881/Alalu_De_Los_Rios_Deborah.pdf?sequence=3&isAllowed=y
Castelló, J. (2005). Dependencia emocional: Características y tratamiento. (1ª ed.). Alianza Editorial.
Colegio Americano de Pediatras. (2016) All Risks Factors Are Important in Assessing Adolescent Suicide https://acpeds.org/press/all-risks-factors-are-important-in-assessing-adolescent-suicide
Cuetos, G. (2018). Dependencia emocional y actitudes hacia el amor en adolescentes y jóvenes. (Tesis doctoral, Universidad de Oviedo). Oviedo, España.
Carmichael, MS., Humbert, R., Dixen, J., Palmisano, G., Greenleaf, W. y Davidson, JM. (1987) La oxitocina plasmática es incrementada en la respuesta sexual humana, Revista de Endocrinología Clínica y Metabolismo, 64, 27-31. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/3782434/
De la Cruz, M., Luviano, KE. y Gonzales, G. (2013). “La dependencia emocional en relación con el
apego”. Memoria 3er Congreso internacional de psicología. Toluca, Universidad Autónoma del Estado de México. Centro Universitario Ecatepec https://shorturl.at/rvyUY
Evert, J. (2014). Amor Puro. (1ra Edición). Editorial Totus Tuss Press, LLC.
Freud, A. (1965). Psicoanálisis del desarrollo del niño y del adolescente. Paidós.
Galicia, I., Robles, F., Sánchez, A. y Núñez, E. (2019). Dependencia emocional y Mitos del amor en estudiantes de dos niveles educativos, Revista Iberoamericana de Psicología, 12 (3), 21-32. https://doi.org/10.33881/2027-1786.rip.12303
Goleman, D. (2006) Inteligencia social: La nueva ciencia de las relaciones humanas. (1ra edición). Editorial Kairos S.A
González-Bueso, V., Santamaria J., Merino, L., Montero, E., Fernández D. y Ribas J, (2018). Dependencia emocional en mujeres; una revisión a la literatura empírica. Siglantana psicosomática y psiquiatría, 5(1), 40-53. https://raco.cat/index.php/PsicosomPsiquiatr/article/view/393274/486753
Iruarrizaga, I., Urbiola I., Estévez, A. y Jauregui, P. (2017). Dependencia emocional en jóvenes: relación con la sintomatología ansiosa y depresiva, autoestima y diferencias de género. Revista internacional de psicología clínica y de la salud, 23 (1), 6-11.
Izquierdo, S., y Gómez, A. (2013). Dependencia afectiva: Abordaje desde una perspectiva contextual. Psychologia: Avances de la disciplina, 7 (1), 81-91. http://www.scielo.org.co/pdf/psych/v7n1/v7n1a08.pdf
Kosfeld, M., Heinrichs, M., Zak, P.J., Fischbacher, U. y Fehr, E., (2005) La oxitocina aumenta la confianza entre humanos, Revista Nature, (432), 673-676.
Lemos, M., y Londoño, N. H. (2006). Construcción y validación del cuestionario dependencia emocional en población colombiana. Acta Colombiana De Psicología, 9(2), 127-140. www.redalyc.org/articulo.oa?id=79890212
López, J. (2011). Victimización del noviazgo de personas adolescentes y jóvenes hispanohablantes: Evaluación, Prevalencia y Papel de las actitudes. (Tesis doctoral - Universidad de Sevilla). Sevilla, España. https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/26891/Y_TD_PS-PROV37.pdf?sequence=
Maguiña, Y. y Palma, A. (2021). Estilos de apego y dependencia emocional en estudiantes universitarios de Huaraz. (Tesis de pregrado - Universidad César Vallejo). Huaraz, Perú.
Massa, J., Pat, Y., Keb, R., Canto, M. y Chan, N. (2011). La definición del amor y dependencia emocional en adolescentes. Revista electrónica de Psicología Iztacala, 14(3), 176-193. http://www.revistas.unam.mx/index.php/repi/article/download/27652/25604
Melgar, A. (2009). Impacto negativo del machismo en el hombre. Avances en psicología, 17(1), 85-87. https://revistas.unife.edu.pe/index.php/avancesenpsicologia/article/view/1910/1943
Pfaff, (1999) Sistemas neuronales oxitocinérgicos como blancos genómicos para hormonas y como moduladores de comportamientos hormono-dependientes. Revista Resultados y Problemas en Diferenciación Celular, (26), 91-105.
Pradas, E. y Perles, F. (2012). Resolución de conflictos de pareja en adolescentes, sexismo y dependencia emocional. Quaderns de Psicología, 14 (1), 45-60. http://www.quadernsdepsicologia.cat/article/view/1041
Ramírez, N. (2010). Las relaciones objetales y el desarrollo del psiquismo: una concepción psicoanalítica. Revista de Investigación en Psicología, 13 (2), 221-230. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3751599.pdf
Salas, E. (2014) Adicciones psicológicas y los nuevos problemas de salud. Perú. Facultad de ciencias de la comunicación, turismo y psicología. http://www.revistacultura.com.pe/revistas/RCU_28_1_adicciones-psicologicas-y-los-nuevos-problemas-de-salud.pdf
Silva, J. (2018) Sexo, cuándo y por qué: la sexualidad al desnudo. (1ra Edición). Editorial Ediciones Palabra, S.A.
Sirvent, C. (2000). Dependencias relacionales: codependencia, bidependencia, dependencia afectiva. Madrid: Symposium Nacional sobre Adicción en la Mujer. https://www.researchgate.net/profile/Carlos-Sirvent/publication/299634478_Las_dependencias_relacionales_dependencia_emocional_codependencia_y_bidependencia_Relational_dependences_emotional_dependence_codependence_and_bidependence/links/57038dad08aea09bb1a42bab/Las-dependencias-relacionales-dependencia-emocional-codependencia-y-bidependencia-Relational-dependences-emotional-dependence-codependence-and-bidependence.pdf
Valle, L. y Moral, M. (2017). Dependencia emocional y estilo de apego adulto en las relaciones de noviazgo en jóvenes españoles. Revista Iberoamericana de psicología y salud, 9 (1), 27-41.
Vargas, C., Villafaña, L., Chimal, A., y Eguiluz, L. (2019). Estrategias de afrontamiento y funcionamiento familiar en padres de hijos con intento suicida. Enseñanza e Investigación en Psicología, 1(2), 231-243. https://revistacneip.org/index.php/cneip/article/download/41/32/
Villa Moral Jiménez, MD, & Sirvent Ruiz, C. (2008) Dependencia Afectiva y Género: Perfil Sintomático Diferencial en Dependientes Afectivos Españoles, Revista Interamericana de Psicología/Interamerican Journal of Psychology, 43 (2), 231. https://www.redalyc.org/pdf/284/28412891004.pdf
Willi, J. (2002). La pareja humana. Relación y conflicto. Madrid: Ediciones Morata. https://books.google.com/books?hl=es&lr=&id=7eLUd-N_VPsC&oi=fnd&pg=PA13&ots=Hz62Huko8k&sig=ZTWvaoW9FK4nqe8iEsTD59eZOfk
Zacarés, J., Iborra, A., Tomas, J. y Serra E. (2009). El desarrollo de la identidad en la adolescencia y adultez emergente: una comparación de la identidad global frente a la identidad en dominios específicos. Revista canales de psicología, 25(2), 316-329. https://revistas.um.es/analesps/article/view/8793
Artículo de investigación derivado del Trabajo de Grado, titulado: Dependencia emocional en adolescentes, presentado para optar al título de Psicólogo en la Universidad Rafael Urdaneta, Maracaibo, Venezuela
Los datos de esta investigación se encuentran almacenados y disponible en la Base de Datos de CINVEPSI. Email: cincvpsi@uru.edu
Los autores indican que no existe relación financiera o personal alguna que pudiera dar lugar a un conflicto de intereses en relación con la elaboración de este artículo.